Es deplorable que en el clima presente del “saber” académico, si se presentara el texto de esta obra maestra sin comentario, simplemente desaparecería sin dejar huella. En parte por la enorme cantidad de bibliografía publicada completamente inútil y nos estamos refiriendo aquí a las obras publicadas en el nexo académico, no a la montaña de escritos opiáceos populares salidos en el estado moderno, y en parte porque este sistema de “saber” está montado -en su estructura y método- para anestesiar cualquier organismo entrante que pudiera amenazar su supremacía. Toda la bibliografía publicada hoy en día está obligada, lo sepan o no los autores, a ser absorbida en un módulo cultural total cuyos tentáculos abarcan el mundo entero. La Academia de Pekín, el sistema universitario ruso y la comunidad académica occidental básicamente comparten la misma visión del mundo y aceptan la misma tesis central que exalta la tiranía continua de la especulación intelectual (definida como “libertad”), el mito de la investigación, el culto al sistema, y el sacerdocio del doctorado.
Lo más importante en nuestra aproximación a este texto ha de ser una comprensión que acceda a sus significados y, por consiguiente, sus aplicaciones serán imposibles hasta que el lector sea capaz de comprender que tiene que rodear el muro -totalmente imperialista- que se levanta ante él, en su camino de acercamiento al tema del libro. Esto puede parecer confuso hasta que el lector se de cuenta de que es precisamente la pretensión imaginaria de una metodología que propone la objetividad como fundamento de análisis, lo que se interpone e impide que este texto seminal opere un proceso de conocimiento profundo que transforme al lector. El autor una y otra vez deja claro en el libro que los cimientos del conocimiento sólo son accesibles a aquel que esté preparado para emprender una profunda transformación existencial. La idea de que el conocimiento es un proceso ideal ni siquiera se considera. Las palabras de los hombres no deben ser confundidas con sus actos.
En la actual parálisis social que precede al inminente colapso total de la cultura moderna, lo que hemos llamado doctrinas imperialistas del método escolástico usan técnicas bastante burdas para evitar cualquier ruptura con el llamado ethos científico. Si este libro fuera catalogado como un texto de religión, automáticamente perdería su oportunidad de aterrizar en la mesa del hombre que está buscando intelectualmente para adquirir conocimiento, en el contexto del rígido sistema actual. Peor aún si se le etiqueta como misticismo, entonces estaría expuesto automáticamente a ser tildado de irrelevante o decadente. Este libro no es una obra religiosa, ni es una obra mística, porque la evaluación que el autor hace de estos conceptos, y en realidad, de su propio libro, deja bastante claro que el acercamiento al conocimiento incluye una zona operativa que afecta al modelo de vida completo del estudiante. El pensamiento parcial y divisorio de los académicos está montado para mantener su propia búsqueda, casi mística, del conocimiento puro, al que pretenden llegar en el futuro tan evasivo e inalcanzable como la sociedad moral y justa que prometen a los desvalidos esclavos de la cárcel industrial. La producción es el dios de esos bárbaros, y en ningún lugar se permite sugerir que las cadenas del trabajador se forjan en la fábrica, y que las cadenas de la sociedad son las unidades conectadas del proceso de producción, que toda la llamada comunidad intelectual sin excepción defiende.
Digámoslo de otra manera. Si el principio creativo y de conocimiento -tan clara y científicamente perfilado en esta obra maestra- fuera aplicado, derribaría todo el monstruoso sistema de tiranía estatal en el que el hombre moderno se ha encajado a si mismo, porque en él las libertades que con tanta astucia ha enseñado a desear son quiméricas y sin valor. La libertad real, como proyecto, está prohibida políticamente. Fíjate en las fotografías de este libro. Son todos hombres de esta época, y hay otros como ellos. Ellos y sus hermanos están siendo sistemáticamente eliminados, humillados, separados, impedidos de diseminar este tremendo proceso de conocimiento e incluso asesinados. Sus bibliotecas han sido confiscadas por la fuerza, otros escritos suyos que guardaban escondidos han sido rebuscados y ”enterrados” eficazmente en el sistema de archivos que se encuentra en el corazón de los complejos universitarios, en los que solamente los que están programados tendrán acceso, siendo por consiguiente inmunes a sus contenidos, gracias al magnifico lavado de cerebro evaluativo que el sistema de la antropología ha instituido para desactivar esta enseñanza. Una enseñanza tan antigua como el hombre y que ahora se encuentra en su última y más convulsiva fase.
Estamos diciendo abiertamente que estos hombres de la vía darqawi de aprendizaje son hombres de libertad. Se han dominado a sí mismos, de tal modo que los que están a su alrededor son libres. La sociedad actual tiene líderes que son interiormente caóticos de tal manera que a su alrededor todo es opresión. El gran temor de la sociedad moderna no es el de la policía. Ésta es meramente una manifestación externa del temor interno del grupo de poder que dirige la sociedad. Los dirigentes de la sociedad moderna son manifestaciones andantes de terror –sus propios miedos, que los fijan de un modo tan evidente en la rigidez corporal y mental, aplastan al otro, no sólo físicamente sino en una atmósfera mental restrictiva que no tiene más resultado que la violencia y la muerte.
El avance de esta sociedad -como el caminar de un sonámbulo en estado de trance- hacia la completa parálisis, con su polaridad compulsiva entre deseo de seguridad y vulnerabilidad al ataque, tanto al nivel doméstico como al militar, esta enfermedad y su cura se perfilan claramente en este libro. Los medios para desmantelar el pacto suicida en el cual esta edad parece atrapada puede encontrarse en estas páginas. Aquí hay un método, cuya aplicación trae la liberación –no, como está claro en el tema central del libro, una libertad política, sino una restauración transformadora total del hombre como un animal humano que es benigno con su propio fuero interno y con la exterioridad de sus hermanos. Un hombre que no es un peligro para la sociedad y la sociedad no es un peligro para él. Es significativo que a pesar de la persecución a la que han sido sometidos los hombres de conocimiento, la enseñanza sobreviva, y los maestros sobrevivan –luchan, se afincan en las montañas, se ocultan en las ciudades. Ésta no es una afirmación poética, es una afirmación histórica.
El autor, el Maestro, Sidi ‘Ali al-Yamal, que enseñó en su pequeña escuela de Fez, aún cuando tuvo otros muchos estudiantes, al final pasó toda su enseñanza a un único hombre. Este hombre fue Moulay al-‘Arabi ad-Darqawi. De él provinieron cuarenta grandes maestros que se extendieron por todo el Norte de África y penetraron tan lejos como Malasia y las islas de África Oriental. Ahora los descendientes de ese linaje de conocimiento se pueden encontrar en Inglaterra y América.
Los hombres darqawi fueron sacrificados y torturados por las fuerzas francesas de ocupación colonial, bajo el liderazgo fanático católico del gobernador de Marruecos, el general Leauty. Cuando se marcharon los franceses, la élite modernista y estatal que asumió el poder en nombre de la libertad nacional continuó la persecución.
Esos hombres eran una amenaza porque no es posible construir un Estado-consumidor mientras existan hombres que señalan que siendo consumidor sólo consigues ser consumido. No se puede forjar una religión basada en la producción moderna mientras haya hombres vagando libremente diciéndole a la gente no sólo que la sociedad feliz y justa no puede construirse sobre la miseria, el asesinato, y la destrucción, como prometen, sino que de hecho la sociedad libre ya existe y nunca ha cesado de existir.
Los hombres de conocimiento que han seguido esencialmente este camino han sido todos eliminados en el mundo comunista, tanto en Rusia como en China, tanto sus obras como sus vidas han sido aniquiladas. En el subcontinente indio estos hombres casi han desaparecido, gracias a la crueldad perfectamente sofisticada de los británicos y a la de sus esclavos, los “modernistas”, que les sucedieron a su partida y que ahora son la élite de poder en India y Pakistán. Persia se hundió al mismo tiempo que los Estados árabes se dividieron, el Califato de Estambul fue destrozado, y el escuálido gobierno de autoría occidental de Atatürk hizo que esos hombres fueran colgados en todas las ciudades y pueblos de Turquía. África del Norte y Occidental experimentaron la misma estrategia brillante de iniciativa militar respaldada por la investigación jesuita y el interés comercial. Al final, toda la vía darqawi, y las otras líneas equivalentes de conocimiento, han sido aniquiladas por medio del asesinato, la delación y la propaganda a gran escala, para devaluar las prácticas e incluso la epistemología de las diferentes líneas de aprendizaje.
El armazón de aprendizaje presentado en este libro parece muy alejado del ataque violento y bárbaro que los hombres de conocimiento tuvieron que soportar. Es un método de comprender el ego/universo y por ello lo Universal, fresco y sorprendentemente bello. Es una declaración abierta de cómo opera la existencia. Nada más y nada menos. Una vez se ha comprendido el entramado central, y una vez que el principiante ha empezado el curso de desprogramación sin el cual ninguno de los contenidos del libro puede tener sentido, el entramado puede ser aplicado a cualquier ciencia, porque lo que es válido para la propia ciencia del conocimiento es por eso mismo un paradigma aplicable a cualquier sistema de conocimiento o ciencia. Tanto a la biología molecular como a la teoría económica. Por su propia naturaleza está claro que las divisiones groseras y exclusivas del cientifismo no son posibles en el conocimiento real. Por ejemplo, se hará obvio que no existe tal cosa como la psicología en si misma ni hay tal cosa como la astronomía en si misma. Si uno desea comprender esas áreas debe disponer los límites de una nueva ciencia con la forma de un espejo dual, que sólo es posible describir en el lenguaje al uso en esta sociedad como psicología/astronomía. Y en ella no apreciaríamos ni definiríamos ninguna diferencia.
Los usos a los que este MANUAL DE MÉTODO puede aplicarse probablemente no emergerán durante algún tiempo. Primero alcanzará aquellos intelectos que aún no han sido totalmente drogados por las espantosas superficialidades que se hacen pasar por disertaciones eruditas en nuestra sociedad. No hay nada intelectualmente más deprimente que leer, o intentar leer, los textos triviales de la ciencia lingüística y los textos existencialmente estériles de los teóricos sociales. Ibn Arabi dijo que si haces un modelo del universo sólo puedes hacer un modelo de ti mismo. Aunque una teoría social esté envuelta en velos de complejidad y hermenéutica sacerdotal, por atractiva que pueda resultar, con todo, nunca podrá originar una sociedad nueva, si el propio teórico es un tirano. No quiero decir sólo un tirano político, quiero decir un tirano humano.
Probemos algunas declaraciones claras que provienen de este libro. Según la presente cultura bárbara, la realidad social empieza con el grupo. Al proyecto privado se le niega cualquier realidad. Si tienes un proyecto privado, el proyecto más elevado por supuesto sería el conocimiento, entonces eres anti-social y anti-productivo. Tu búsqueda no le sirve a la gente (es decir, a la producción). Por lo tanto tú no eres “la gente”. Digámoslo ahora en términos lingüísticos. Si la frase tiene significado será porque la estructura de la oración tiene sentido y dibuja con éxito, por su método verbal y no sólo por sus indicadores del sustantivo, lo que en realidad quiere decir. Esta estructura de significado es primaria y todo le está subordinado. Tan vital es “el contenido” que las palabras son sus esclavas, pero, lo que es más importante, a las letras con las que se construyen las palabras y las estructuras se las considera sin significado propio. Los fonemas no tienen significado pero la oración tiene significado. El significado sólo surge con la complejidad de la estructura. Pero, antes de que se diga la oración, ¿no tiene que estar ya “alineada” en la conciencia? Miremos esto mismo en el reino biológico. La criatura es simple en estructura y capacidades en un entorno dado –semióticamente éste es un término que sirve a una función móvil dentro de una oración-entorno. Si la oración se complica, el término debe cambiar por la adición de un prefijo o un sufijo, por ejemplo. Pero su significado depende de esa ordenación de la oración. “Cambiará” en tanto la oración cambie. Pero el fonema en esta figura no puede entender la oración –la cual todavía no ha sido pronunciada – ni tampoco mientras está siendo pronunciada. ¿Cómo pueden entonces las partículas del ADN ordenar un nuevo listado y una nueva respuesta NRA que provocará una nueva disposición de las proteínas?
Al revés, el organismo no manda sobre las moléculas ni la oración alinea los fonemas. Si el significado no está ya en el fonema la secuencia es incomprensible. Esto es verdad en la oración, en el hombre, y en el organismo. En todos los niveles se trata del significado. El significado es anterior al fonema, está en el fonema, está en el proceso, está en la nueva frase.
Vivimos en una época en que el significado del hombre mismo está en peligro, por lo que el hombre está en peligro, por consiguiente su entorno, esta tierra, está en peligro. Vivimos en una sociedad que está empecinada en destruir al hombre y en hacerlo siervo de los aspectos inferiores de si mismo, en vez de ser el amo de los más elevados aspectos de si mismo. En el reconocimiento de que este punto más bajo de valor humano nos está llevando al momento en que el hombre será restaurado en su esplendor como un locus de conocimiento, hemos publicado esta obra maestra. Por su naturaleza no puede ser estudiada en una universidad ni un aula. Sólo puede ser aplicada en el círculo de hombres que siguen este método de transformación del ego, que es la vía antigua de conocimiento, que los antropólogos están ocupados y son empleados para encubrir.
En este tiempo, si los hombres quieren conocer deben emprender el camino para la búsqueda de los hombres que viven para conocer, y que se han liberado a si mismos del aplastante proceso de aculturación que convierte a los graduados de nuestras universidades en productos históricos semejando zombis. Tales hombres de conocimiento no son parte del problema ni son parte de la solución. Pues es la propia dialéctica actual donde reside la tiranía de la sociedad moderna. Es en el método mismo de esta cultura donde reside su locura. He aquí otro camino, y en él el hombre no está en peligro –está liberado y esto significa vida para todos los que están a su alrededor. Dado que el conocimiento no se encuentra ni en la agitación social o en la parálisis, dado que no se encuentra en el esoterismo ni en los grupos experimentales ni en las estructuras de poder, el buscador debe romper con su molde cultural y reconocer que el conocimiento es propiedad de los pobres. Si la pobreza fuera eliminada, el conocimiento sería eliminado. Es la única clave que podemos dejar escrita. La vía de la pobreza es la vía del conocimiento. Lo escribimos en el muro de la cueva. Lo escribimos en tu corazón.
Del pobre esclavo,
El desvalido, el necesitado.
Autor: Shaij ‘Abd al-Qadir as-Sufi (1977)
Traducción: Omar Ribas
Publicado por la Comunidad Islámica de España en su sitio web.
Fuente: http://www.cislamica.org/islam/cienciasdeldin/significadelhombre.html
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