“
Quien no tiene guía,
Satán es su guía”.- Dicho sufí, registrado por Sheij Ahmed al-‘Arabi ad- Darqawi,
maestro sufí (“
The Darqawi Way. Letters from
the shaykh to the fuqara”)
[i]
«Si no conoces el camino, no te adentres en él solo y busca
un buen guía».- Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (Mesneví II, 747).
[ii]
“
No es maestro quien no brinde generosamente su secreto,
quien no atienda a su discípulo más que a sí mismo,
y le retire los velos que le cubren el corazón
y le impiden llegar a la Morada Suprema,…”.- Sheij Ahmed al-Alawî (Dîwân.
Qasida 1)[iii]
¿A alguien se le ocurre aventurarse en cualquier terreno
desconocido (disciplina técnica, científica, artística, viaje, etc.) sin un
guía que le oriente, sin un maestro que le enseñe?
Cuanto más dificultoso sea el terreno a explorar, a conocer,
a descubrir, más necesario será un maestro, un guía; y la dificultad depende
también de las habilidades propias del estudiante o viajero, por supuesto. Tal
vez sea fácil para nosotros p.ej. realizar un viaje a un país europeo, sólo con
la información escrita de una guía de viajes (por la cercanía y proximidad en
costumbres en general), pero será más difícil si nos planteamos un viaje a los
Himalayas o a la Conchinchina.
Los libros (Internet, actualmente) pueden aportar mucha
información, pero la transmisión oral es en muchos aspectos imprescindible. La
experiencia directa del aprendizaje personalizado es insustituible cuanto más
prácticas son las enseñanzas, o cuando se trata de poner en práctica la teoría
aprendida. La teoría es más fácil encontrarla en los textos, pero la práctica
requiere una persona física que la transmita, siguiendo la fórmula de enseñanza
tradicional maestro/aprendiz, maestro/alumno, maestro/discípulo.
Son muy pocos los que tienen capacidad para aprender por su
cuenta cualquier disciplina, pero si se trata de disciplinas eminentemente
prácticas, el número de autodidactas se reduce todavía más. Si, además,
aludimos al terreno espiritual, al igual que ocurre con el artístico y el
científico, pero quizás todavía más resbaladizo que los demás por más
desconocido, la cosa todavía se complica más, pues se requiere de lo que se
llama inspiración, don muy escaso,
que raramente se manifiesta sin un riguroso trabajo previo.
Si, finalmente, todo lo dicho lo aplicamos al terreno
espiritual que ahora nos concierne, la complicación es evidente, pues nos
referimos a un ámbito muy desconocido, sin referencias más o menos objetivas ni
normas convencionales de transmisión del conocimiento (sin programas de
enseñanza ni títulos acreditativos formales); lo que hace especialmente
dificultoso, incluso peligroso, el emprender una aventura a ciegas, sin conocer
el itinerario con antelación para poder hacer previsiones, en ausencia de
mojones que nos indiquen las etapas del proceso que hay que realizar. Sería
como plantearnos un viaje a la Conchinchina de nuestra propia alma.
Aventurado tanto si nos queremos fiar de nuestra propia
intuición (el preconizado “guía interior” de la espiritualidad new age), que puede confundirse y
solaparse fácilmente con nuestro ego, como si depositamos la confianza en
cualquiera que se ofrezca para guiarnos, pues como en cualquier terreno o
disciplina poco regulado da pie a que se produzca más fraude, donde medren
muchos desaprensivos, que se muevan, consciente o inconscientemente (por falta
de un desarrollo espiritual real suficiente pero, sobre todo, por ignorancia),
incluso con pretendida buena fe, por sus propios intereses egoístas.
Un maestro o guía espiritual es alguien que ha completado su
proceso de maduración personal con total consciencia del proceso realizado,
conociendo todos sus vericuetos y habiendo resuelto todos los conflictos
encontrados, tras haber recorrido múltiples veces el itinerario desde su
sensibilidad (percepción sensorial) hasta lo más trascendente de sí mismo (su
espiritualidad), pasando por todos los aspectos de su ego que le impidieron
avanzar en su momento y superándolos, mediante la vivencia no evasiva y la
resolución de todas sus crisis, llegando al objetivo explícito de asumir el
compromiso de llegar a desarrollarse lo suficiente en su dimensión espiritual
para ayudar a los demás a realizar ese mismo proceso de evolución personal,
mediante su guía y acompañamiento. Además, deberá tener ciertas cualidades y
habilidades personales (carisma), que le facilitarán el contacto y las
relaciones con los demás.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que una persona
que ha llegado a ese grado de perfección humana no vive exenta de conflictos
personales, problemas cotidianos, no puede bajar la guardia, al contrario,
muchas veces las dificultades a lidiar (las “pruebas” personales) son cada vez
más fuertes y de un grado de dificultad mayor, en proporción al nivel
alcanzado, al igual que ocurre en el aprendizaje de cualquier otra disciplina,
que el alcanzar niveles superiores proporciona la capacidad de afrontar retos
mayores, pero al mismo tiempo mayores riesgos y compromisos. De ello, también
encontramos pruebas y descripciones en las biografías de “santos” de todas las
tradiciones espirituales.
Al igual que hay guías turísticos (guías de viajes, de
caminos, de montaña), así como toda disciplina humana requiere de un
maestro/profesor que la enseñe, existen guías de procesos (médicos, terapeutas,
psicólogos, gurús,…); y, ambos, tienen (o deberían tener) características
similares: -han realizado el proceso (el camino) muchas veces, por lo que lo
conocen bien; -conocen distintas alternativas, en las diversas fases del
proceso (etapas del camino), que pueden adaptar a distintas personas y utilizar
como atajos; -asumen el compromiso del acompañamiento durante una etapa del
proceso o hasta el final, según su
contrastada competencia, poniéndose los primeros cuando se presentan
riesgos o dificultades no bien trillados; etc. Además, por supuesto, existen
distintas formas de realizar ese acompañamiento del proceso del que se trate,
según la personalidad del guía; y no todos los guías son idóneos para todas las
personas.
[iii] http://tasawf.blogspot.com.es/2011/02/luz-sobre-luz-por-el-sheikh-ahmad-al.html
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