El Asno Roñoso de la Cola Cortada / Mangy Ass with the lopped-off tail

El mero saber no te ayudará

“El más castigado el Día de la Resurrección será el hombre de conocimiento por cuyo saber Dios no recibió beneficio alguno”. (Muhammad, hadiz inequívoco)
“Quien crea que tendrá éxito sin esfuerzo es un iluso, y quien crea que tendrá éxito por hacer grandes esfuerzos es un arrogante”. (Ali)

El mes sagrado de Ramadán ya va llegando a su fin y, al-hamdu li-Llâh, hemos cubierto, con la ayuda de Allah, nuestros objetivos de al menos una vez por semana, acudir a nuestra cita. Con la inestimable ayuda de nuestro mentor y referente Imam Al-Gazzali (qaddasa ‘Llâhu ruhahu/Dios santifique su espíritu) hemos aportado reflexiones en aras de estimular nuestra religiosidad pero sin descuidar en lo más mínimo al factor espiritual. Bien es verdad, en aras de una objetiva y consecuente realidad del Islam tradicional, lo uno no debería nunca estar disociado de lo otro, religiosidad y espiritualidad deberían ser cuasi sinónimos. De ahí a que siempre hemos insistido en huir  de aquello que denunciara acertadamente Roger Garaudy de una “fosilización del Islam” de la que, lamentablemente, hacen gala determinados grupos de musulmanes, anclados en una lectura tan rigorista como retorcida.
Tras el Ramadán, incha-Allah, retomaremos nuestras reflexiones, aunque probablemente más espaciadas en el tiempo, ¿quizás quincenalmente?, seguramente para estar más persuadidos de que tal vez podamos mejorar, siquiera mínimamente, nuestro probablemente más provechoso silencio. Allah proveerá, incha-Allah.
Hoy, en este tramo final de esta etapa, nos gustaría rescatar algunas ideas y sugerencias vertidas en su famoso opúsculo Ayyuhâ'l-walad, editado en España bajo el título “Carta al discípulo” de nuestro Imam Al-Gazzali en la que, entre otras cosas, nos advierte sobre los conocimientos inútiles, que aparte de ocupar espacio en nuestro disco duro, es estéril. La sociedad de la información ha dado paso, –según nos cuenta la profesora Carmen Pardo en su último trabajo publicado en la editorial Laertes– a la sociedad del conocimiento. Y, según esta profesora de la Universidad de Barcelona, “a través del conocimiento se accede a la emancipación y al espíritu crítico”. Tan crítico que al final nada es importante y todo es relativo.
Ya se lo temía nuestro Profeta Sidna Muhammad (Sálla llähu ‘aláihi wa sállam/la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cuando en un hadiz nos decía: “Oh Dios mío, líbrame de todo conocimiento inútil”. Esa era la preocupación de uno de los discípulos de nuestro Imam Al-Ghazali, que concluidos sus estudios, le escribe una misiva desde la distancia a su maestro, consultándole y pidiéndole consejos. Si bien ya había estudiado la obra magna de su maestro Al-Ghazali, “La vivificación de las ciencias religiosas” (Ihya Ulum Ad din) y demás obras, donde “contienen las respuestas a mis preguntas, mi interés es que el Maestro escriba lo que necesito en unas cuantas páginas que me acompañen por el resto de mi vida, para obrar según ellas en los años que me queden, si Dios Altísimo así lo quiere”, dice en la carta el discípulo. Carta a la que contestaría Imam Al-Ghazali y que posteriormente se convertiría en un pequeño opúsculo reeditado infinidad de veces, hasta el extremo de haberse convertido en el libro más leído en el mundo musulmán después del Corán.
Probablemente abrumado nuestro Imam Al-Ghazali ante tal responsabilidad, lo primero que le recuerda y aclara a su discípulo en su contestación es que “tenemos consejos evidentes en el Modelo de los Mensajeros”, referido al Profeta Sidna Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él). “Si ya has recibido consejo de él, ¿qué autoridad puede tener mi consejo para ti?” después de años de estudios de los fundamentos del Islam. Y sentencia: “Y si todavía no lo has recibido, dime ¿qué has ganado en estos últimos años?”. A partir de esta premisa, nuestro maestro fundamenta toda su carta sobre la base del legado de nuestro Profeta. Todo conocimiento del musulmán que mínimamente se precie en su fe islámica ha de estar absolutamente mediatizada por las enseñanzas que nos ha legado Sidna Muhammad (paz y bendiciones), y sobre todo al amor incondicional a su persona, al que Allah llamó Habibi, “mi Amado”.
“Un indicio de que Dios Altísimo ha abandonado a su siervo es que éste se ocupe de lo que no le atañe; y si pierde una hora de su vida ocupado en algo ajeno a la devoción para la que fue creado, entonces merece la prolongación de sus sufrimientos”. Pero esta consideración adquiere mayores proporciones de dramatismo al afirmar que “quien pasa los cuarenta años sin que sus virtudes hayan dominado sus vicios debe prepararse para el fuego”.
Se lamenta Imam Al-Ghazali en cuanto que dar consejos es sencillo, “lo difícil es recibirlo”. Sobre todo para aquellos que están mediatizados por sus propios deseos, “pues lo prohibido es dulce para sus corazones”. Y esta reflexión va dirigida especialmente a los que merodean cautivados con los logros de “las ciencias convencionales”, embriagados, cuando no extraviados “con la satisfacción de su alma y los logros del mundo, creyendo que su mera ciencia lo salvará, que en ella está su redención y que no tiene necesidad de actuar”. Craso error, a decir de nuestro maestro, ya que la responsabilidad de un creyente adquiere mayores proporciones al ser portador de conocimiento. En el Islam, el conocimiento es un agravante si no reaccionamos consecuentemente.  Imam Al-Ghazali le recuerda y advierte a su discípulo que si se “adquiere un conocimiento y después no lo pone en práctica, luego este será usado como una prueba en su contra”. Subraya estas palabras con un hadiz inequívoco del Profeta: “El más castigado el Día de la Resurrección será el hombre de conocimiento por cuyo saber Dios no recibió beneficio alguno”.
Entre otros consejos a los que se refiere nuestro Imam Al-Ghazali para con su discípulo le decía/nos dice “Oh hijo mío, no te arruines por falta de actos, cuida que no te falten tampoco arrebatos místicos, y ten la certeza de que el mero saber no te ayudará”. Pero para afianzar con más énfasis esta aseveración Imam Al-Ghazali nos recuerda:
“Aunque estudiaras cien años y reunieras mil libros, no te beneficiarías de la misericordia de Dios Altísimo sino por tus actos”, da un paso más con una sentencia inapelable citando el Libro Sagrado:
“Y que el hombre sólo obtendrá aquello por lo que se esfuerce” (Sura del Astro 53: 38).
La sumisión a Allah, insiste Imam Al-Ghazali, es la clave fundamental para alcanzar la misericordia del Altísimo por eso dice: “la fe es, en la lengua, una palabra, en el corazón, una creencia y, en los cinco pilares, acción”. Y nuevamente apuntala esta aseveración recurriendo al Libro Sagrado: “La misericordia de Dios está cerca de quienes obran bien” (Sura al-‘Araf 7: 55). Pero a veces el camino de la fe, explica con otras palabras nuestro maestro, está lleno de obstáculos, en no pocas ocasiones inclusive tortuoso, y ello hará flaquear a unos, a otros dudar, por eso se pregunta nuestro Imam Al-Ghazali “¿estará en paz sin perder la fe o no? ¿acabará frustrado y arruinado?”. Al-Ghazali en aras de ilustrar significativamente sus consejos dice: “Se cuenta que un hijo de Israel había servido a Dios Altísimo durante sesenta años. Y quiso Dios Altísimo probarlo a los ojos de los ángeles, y así envió uno a decirle que, a pesar de su servicio, no le tocaba entrar al Jardín. Y dijo el siervo: ‘Nosotros hemos sido creados para el servicio, y es nuestro deber servir’. Cuando el ángel volvió, dijo: ‘Dios mío, Tú sabes mejor cuál fue su respuesta’. Y dijo Allah/Dios Altísimo: ‘Puesto que él no se apartó de Nuestro servicio, Nosotros, con Nuestra Gracia, no Nos apartaremos de él. ¡Sed testigos, ángeles míos, de que ya lo he perdonado’”.
En este sentido va dirigido el siguiente hadiz del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Pedid cuentas a vuestras propias almas antes de que os sean pedidas, y pesad vuestras acciones antes de que os sean pesadas”. Por su parte Ali (karrama Allahu wayhuh/Dios santifique su rostro) dijo: “Quien crea que tendrá éxito sin esfuerzo es un iluso, y quien crea que tendrá éxito por hacer grandes esfuerzos es un arrogante”. El hijo de Ali y nieto del Profeta, Hasan, (radiha allähu‘anhu/Dios se complazca de él) dijo: “Un indicio de una comprensión directa y profunda de la verdad es el olvidarse de los actos sin olvidar ejecutarlos”. En este orden de cosas dijo el Enviado de Dios “Es perspicaz quien sojuzga su propia alma y actúa con vistas a lo que hay después de la muerte, y es estúpido quien sigue sus propios deseos y se confía a la idea de que Allah/Dios Altísimo le cumplirá sus anhelos”.
Todas esta referencias del Islam darán y dan la firmeza que precisa Imam Al-Ghazali para apuntalar firmemente sus desvelos: “Oh hijo mío, ¿cuántas noches has pasado en vela repasando tus lecciones, escudriñando libros y privando a tu alma del sueño? ¿Para qué? No entiendo cual era el motivo de todo eso. Si era para obtener los honores del mundo y por la atracción de sus chucherías, y para conseguir sus rangos y luego vanagloriarte frente a tus compañeros y amigos, ¡hay de ti!, y ¡hay de ti! Pero si tu propósito era hacer algo vivo de la ley del Profeta (sálla llähu ‘aláihi wa sállam), enmendar tu carácter y quebrar esa alma tuya, ‘que pide el mal’, entonces bendito seas, y ¡bendito seas!”. Subraya sus palabras aludiendo al poeta anónimo que decía en referencia a Allah/Dios (Subhanahu wa ta’ala/Exaltado y enaltecido sea): “Si no es por mirar Tu Rostro / en vano velan los ojos; / si no es por llorar tu pérdida / en vano lloran”.
Que Allah nos ilumine y guíe. Assalamu alaikum.

 
Autor: Abdelkader Mohamed Alí.
Publicado en el periódico Melilla hoy, 01/08/2013.
Fuente: WebIslam
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