El Asno Roñoso de la Cola Cortada / Mangy Ass with the lopped-off tail

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ANSELMO DE TURMEDA

Sabed que soy oriundo de la ciudad de Mallorca. Es una ciudad grande junto al mar, entre dos montañas; la atraviesa un pequeño arroyo. Es una ciudad comercial que posee dos atracaderos muy buenos donde fondean los grandes barcos para tráficos comerciales importantes. La ciudad está en una isla que tiene el mismo nombre de la ciudad, Mallorca. Sus bosques se componen sobre todo de olivos e higueras. Cada año exporta más de 20.000 barriles de aceite de su producción de aceituna a tierras de El Cairo y Alejandría. En la mencionada isla de Mallorca hay más de 120 ciudades amuralladas, muy prósperas, y muchas fuentes que cruzan su superficie y desembocan en el mar.
 
Mi padre pertenecía a la gente importante de la capital de Mallorca y no tenía más hijos que yo. Cuando tuve seis años, me envió a un profesor, que era sacerdote. Aprendí de él el Evangelio hasta saber de memoria más de la mitad en dos años. Luego, durante dos años más, me puse a estudiar las lenguas del Evangelio y la Lógica. Después, me fui de mi país a la ciudad de Lérida, en tierras de Cataluña. Es una ciudad de estudios entre los cristianos de esta región y tiene un gran río que la atraviesa. Allí vi pepitas de oro mezcladas con la arena, pero es cosa sabida entre la gente de este país que los gastos de la explotación no se ven compensados por el valor de lo que se obtiene. Por eso lo han abandonado.

En esta ciudad hay muchas frutas. He visto allí a los aldeanos que cortaban melocotones en cuatro partes y los hacían secar al sol. También ponen a secar del mismo modo los pepinos y las nueces. Cuando en invierno quieren comerlos, los ponen en el agua a remojo, por la noche, y lo cuecen como si fuera fruta fresca del tiempo. En esta ciudad se reúnen los estudiantes cristianos y llegan a 1.500. Sólo dependen del sacerdote con el que estudian. La mejor cosecha de aquellas tierras es la del azafrán.

Allí aprendí las ciencias Naturalium y la astrología durante seis años. Después me fui a la ciudad de Bolonia, en tierras de Lombardía. Es una ciudad muy grande. Sus edificios son de excelente ladrillo rojo, porque no tienen canteras de piedra. Cada uno de los maestros albañiles que hacen los ladrillos tiene un sello particular para señalarlos; un amín mukaddim que les controla la calidad, tanto de la arcilla de los ladrillos como de su cocción. Si se raja o se rompe alguno, pone una multa al que lo hizo, de acuerdo con su valor, y le hace apalear.
Esta ciudad es una ciudad de estudios para la gente de aquel país y se reúnen en ella cada año como estudiantes más de mil personas de todas partes. Todos visten el manto que es el hábito de Dios. Aunque haya entre ellos un sultán o hijo de sultán, viste únicamente este hábito para que se distingan los estudiantes de los que no lo son. No dependen más que del sacerdote con el que aprenden.
Allí viví en la iglesia de un sacerdote de mucha edad y gran autoridad entre ellos, llamado Nicolau Fratello. Su dignidad era muy elevada entre ellos a causa de su ciencia, de su piedad y de su vida austera. Por ello no tenía par en su tiempo en toda la cristiandad. Toda clase de personas eminentes, incluso reyes y otros, le consultaban sobre temas religiosos. Las consultas iban acompañadas de pingües regalos; siempre lo mejor en su género. Todos deseaban obtener su bendición y que aceptara sus regalos, con lo que quedaban muy honrados.

Estudié con este sacerdote los principios de la religión cristiana y sus Sentencias. Siempre estuve junto a él, a sus órdenes, siempre de acuerdo con él, hasta el punto que me admitió entre los más íntimos de sus amigos. Seguí sirviéndole así y llegó a tal punto nuestra familiaridad que hasta me entregó las llaves de su domicilio y de la despensa de sus víveres, comidas y bebidas. Todo estaba en mis manos, con una sola excepción: la llave de un cuarto pequeño en el fondo de su habitación, donde solamente entraba él. Supongo que era el cuarto de los tesoros que le regalaban. Allah lo sabe. Estuve con él, en la forma dicha, aprendiendo y sirviéndole durante diez años.

Entonces le ocurrió que cierto día cayó enfermo y no vino a una reunión de sus colegas. Los de la reunión le esperaron y empezaron a tratar diversos temas de estudio hasta que llegaron al texto sobre la palabra de Allah - ¡qué poderoso y que grande que es! - por boca de su profeta Isa (Jesús) - sobre él sea la paz - «que vendrá después de mi un profeta llamado el Paráclito». Intentaban determinar cuál de los profetas era éste. Cada uno dijo por orden lo que sabía y opinaba, y se originó una gran discusión entre ellos sobre este punto. Después se separaron sin llegar a un resultado definitivo del problema. Yo volví a la casa del viejo director de la dicha clase.

            El me preguntó:

- ¿Qué tema estuvisteis tratando en mi ausencia?

           Yo le puse al corriente de la divergencia de opiniones que se habían originado alrededor del nombre del Paráclito, y que fulano lo solucionó así y así, y fulano de tal y tal forma. Reconstruí así para él todas las respuestas.

- ¿Y tú cómo lo solucionaste?

- Yo contesté según las respuestas del doctor fulano en su comentario del Evangelio
.
 - ¡Qué lejos y qué cerca estuviste! Fulano se equivocó. Y el otro acertó en algo que se acerca más. Pero la verdad es muy distinta de todo esto, porque la exégesis de este nombre ilustre no lo sabe más que Dios y el que tiene una instrucción muy sólida. Vosotros no habéis alcanzado aún mucha ciencia.
           Yo me eché a sus pies, los besé y le dije:

- ¡Oh Señor mío! Sabes que he viajado hasta ti desde un país lejano y ya llevo diez años a tu servicio. En este tiempo adquirí de ti muchísimos conocimientos, que no se pueden enumerar. Pero colmarías todos estos beneficios tuyos revelándome el conocimiento de este nombre ilustre.

           El viejo se puso a llorar y me dijo:

- Oh hijo mío! Te quiero muchísimo por los servicios que me has prestado y por tu entrega para conmigo. Ciertamente el conocimiento de este nombre ilustre es muy útil, pero temo por ti. Si esto es divulgado por ti, el pueblo cristiano te matará al instante.

-¡Oh Señor mío! Por Dios Altísimoy por la verdad del Evangelio y de quien lo trajo, no revelaré nada de lo que me digas, a no ser con tu expreso permiso.

-Hijo mío, yo te pregunté, la primera vez que nos encontramos, acerca de tu país, si estaba cerca de los musulmanes y si os combatían o les combatíais, para saber los sentimientos tuyos hacia el Islam. Has de saber, hijo mío, que el Paráclito es uno de los nombres del Profeta de ellos, Muhammad - Allah le bendiga y le guarde -, a quien fue revelado el cuarto Libro, y su comunidad es la comunidad inmaculada que menciona el Evangelio.

-Señor mío, ¿qué dices entonces de esta religión, es decir de la religión de los cristianos?

-Hijo mío, si los cristianos hubieran seguido firmes en la religión primitiva de Isa (Jesús), ciertamente estarían en la religión de Allah, porque la religión de Isa y de todos los Profetas - sobre todos ellos la paz - es la religión de Allah.

-Señor mío, ¿qué hay que hacer entonces?

-Hijo mío, entrar en la religión del Islam.

-¿Pueden ellos salvar a los que entran en él?

-Sí, le salvan en esta vida y en la otra.

-Señor mío, generalmente todo hombre cuerdo no escoge para sí más que lo mejor de lo que conoce. Si tú has reconocido la dignidad incomparable de la religión del Islam, ¿qué te impide dar el paso?

-Hijo mío, Allah - ensalzado sea - me enseñó la verdad de lo que te he dicho sobre la religión del Islam y la grandeza de su Profeta - la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él - cuando ya tenía muchos años de edad y mi cuerpo estaba ya muy débil. Si Allah me hubiera dirigido a esto cuando tenía tu edad, lo habría dejado todo sin dudar. Pero ya ves que tengo entre los cristianos toda clase de honores, dignidades, bienestar en la presente vida y riquezas en bienes de este mundo. Si se viera algo de mi inclinación hacia el Islam, el pueblo me mataría inmediatamente. Y si lograra quizás escaparme de ellos y ponerme a salvo entre los musulmanes, les diría «Vine a vosotros para hacerme musulmán» y ellos me contestarían «Sacaste provecho para ti mismo entrando en la verdadera religión, pero con esto no nos haces ningún favor a nosotros. Has salvado así tu alma del castigo de Allah - ensalzado sea-». Me quedaría, pues, entre ellos como un anciano miserable, con más de 90 años, sin saber su lengua y sin que ellos pudieran tampoco comprenderme. Sólo me quedaría allí para morirme de hambre. Así es que - alabado sea Allah - me quedo en la religión de Isa y en lo que ha revelado. Allah sabe esto de mí.

-Señor mío, ¿me aconsejas, pues, que me vaya a tierra de musulmanes y que entre en su religión?

-Ciertamente habrás acertado buscando tu salvación. Date prisa y obtendrás este mundo y el otro. Pero hijo mío, por ahora que nadie se entere de este asunto fuera de nosotros dos. Escóndelo con todo empeño. Si revelas algo de esto, el pueblo obtendrá tu muerte y yo no podré hacer nada por ti. De nada te servirá que me atribuyas la idea a mí. Yo lo negaré y mi palabra valdrá contra ti, mientras que tu palabra no valdrá nada contra mí. Yo seré inocente de tu sangre y nadie pensará que he opinado nada de esto.

-Señor mío, Dios me libre de que ni siquiera piense en ello.

              Le prometí lo que quiso, de forma que quedara satisfecho. Después tomé provisiones de viaje y me fui a despedir de él. Al marcharme me dio su bendición y me entregó una ayuda para el viaje de 50 dinares de oro. Me embarqué dirigiéndome hacia mi tierra, la Ciudad de Mallorca, y me estuve en ella seis meses. Después partí para la isla de Sicilia y me quedé allí cinco meses. Yo iba buscando un barco que fuera a tierras musulmanas. Llegó entonces un barco que iba a la ciudad de Túnez. En él hice el viaje desde Sicilia; nos hicimos a la vela cerca de la puesta de sol y llegamos a la Marsa de Túnez cerca del mediodía.

           Cuando desembarqué de la nave, algunos que estaban en las tropas cristianas y habían oído hablar de mí vinieron con monturas y me llevaron consigo a sus casas. Les acompañaron algunos comerciantes que vivían también en Túnez. Fui su huésped, honrado y bien tratado, durante cuatro meses. Después de esto les pregunté si había en la casa alguien que supiera bien la lengua de los cristianos. Era sultán en aquel tiempo nuestro soberano Abu al-Abbas Ahmad - Allah tenga misericordia de él. Los cristianos me dijeron que había en el palacio del mencionado sultán un hombre, que era uno de los más altos dignatarios de su servidumbre, llamado Yusuf el Médico. Era médico del sultán y uno de sus íntimos. Me alegré muchísimo al saber todo esto.

              Pregunté entonces por la casa de aquel hombre, el médico, me hice conducir a él, me presenté y le conté mi situación y la razón de mi presencia que era mi deseo de entrar en el Islam. El médico se puso contentísimo y se alegró muchísimo de tener que tomar parte en el desenlace de este asunto. Después montó su caballo y me llevó con él al palacio del sultán. Entró en su presencia y le contó mi historia. Le pidió una audiencia para mí, audiencia que me fue concedida. Me presenté, pues, en su presencia y el sultán me preguntó primero por mi edad. Le dije que tenía 35 años. Después me hizo varias preguntas sobre las ciencias que había estudiado. Se lo expliqué también.         
  
              Me dijo entonces:

-Has venido enhorabuena ya que has viajado abandonando tu tierra por la nuestra. Ahora hazte musulmán, bajo la bendición de Allah.

             Dije entonces al traductor, Yusuf Al-Tabib (el médico):

-Di a nuestro soberano el sultán que nadie sale de su religión sin que los suyos alcen la voz contra él y le calumnien. Suplico, pues, de vuestra benevolencia que enviéis a por los soldados y comerciantes cristianos más dignos que hay aquí, les preguntéis por mí y escuchéis entonces el concepto que de mí tienen. Después de esto me haré musulmán, si Allah quiere.

              El sultán me contestó, por medio del traductor:

-Me has pedido lo mismo que pidió `Abdallah bin Salam al Profeta - la paz y las bendiciones de Allah sean con él -, cuando quiso hacerse musulmán.

              Envió entonces a por los soldados cristianos y a por algunos comerciantes, y me hizo entrar en una estancia cercana al salón de recepciones. Cuando entraron los cristianos, les preguntó:

-¿Qué me decís de este nuevo sacerdote que llegó en tal barco?

-Señor, éste es un gran sabio de nuestra religión. Nuestros doctores llegan a decir que no han visto una autoridad más alta en ciencia y en religión en toda la cristiandad.

-¿Y qué diríais si se hiciese musulmán?

-¡Dios nos libre de eso! No lo hará nunca!

Cuando el sultán hubo oído lo que opinaban los cristianos, me envió a buscar. Yo me presenté ante él e hice la profesión de la fe verdadera en presencia de los cristianos. Estos hacían la señal de la cruz en el rostro y decían: «Lo que le ha llevado a esto es el deseo de casarse, porque el sacerdote entre nosotros no se casa.» Salieron aflijidos y tristes.

El sultán - Dios tenga misericordia de él- me asigno cuatro dinares diarios de la casa de la riqueza y me casó con la hija del Hayy Muhammad al-Saffar. Cuando la llevé a mi casa, el día de la boda, me dio 100 dinares de oro y un vestido nuevo magnífico. Nos unimos y tuve un hijo de ella. Le llamé Muhammad, por la bendición que lleva consigo el nombre de nuestro Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él.


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Los moriscos de Catalunya

Los musulmanes no vinieron de fuera, ni el islam fue una religión impuesta. Los propios catalanes lo abrazaron.
En abril del 2009 se conmemoran los 400 años del decreto de expulsión de los moriscos. Esta es una buena ocasión para recordarlos, pues son los grandes olvidados de nuestra historia. Desde la Junta Islàmica Catalana queremos pedir oficialmente a la Generalitat que haga un acto de homenaje a estos catalanes, expulsados de su tierra por orden de la monarquía española, en nombre de una concepción patológica del Estado, basada en lo que Jiménez Lozano ha calificado como "catolicismo biológico".

Antes de la expulsión, los musulmanes sufrieron una persecución feroz, que incluía la prohibición del culto musulmán, el cierre de mezquitas, la quema de libros, la prohibición del sacrificio halal, la prohibición de la lengua árabe, la del entierro según el rito islámico, la de la circuncisión y la de utilizar determinadas vestimentas. También se les prohibió desplazarse sin permiso y llevar armas, y además se les obligó a cortarse el pelo de una forma determinada y a llevar el sambenito, un trapo amarillo en la manga que los distinguía y hacía blanco fácil del fanatismo.

Las consecuencias de la desobediencia no eran menos brutales: condenas a galeras de por vida, torturas, quema de personas por el mero hecho de ser musulmanas, robo de niños para que fueran criados como cristianos (una práctica validada por san Juan de Ribera). Una política de Estado que buscaba la erradicación del islam y la uniformidad religiosa de España. Una ideología dominante que se divulga a través de los púlpitos y de los escritos de los eclesiásticos, y que persigue transformar a los musulmanes en animales. Se les llama ratas, se les deshumaniza. Son considerados un cuerpo ajeno a la España católica y, por lo tanto, se convierten en un problema. Se plantean diversas soluciones: el exterminio, la castración de los varones, la deportación... La expulsión será la solución final que la España del Siglo de Oro dará a la turbadora presencia de aquellos que rompían la uniformidad religioso-racial del territorio.

En 1610, la práctica totalidad de los moriscos son expulsados por orden de Felipe III de Castilla. Es conocida la reticencia de muchos nobles y de parte del clero catalán a la expulsión. Las Cortes de Tortosa de 1495 habían obtenido el compromiso de Fernando el Católico de no expulsar a los moriscos de Catalunya, compromiso reeditado en 1503 por las Cortes de Barcelona. En el momento de la expulsión, gracias a la mediación del obispo de Tortosa se consiguió evitar la de 371 familias de moriscos de la Ribera d'Ebre, reputados como buenos cristianos.

Finalmente, la expulsión se llevó a cabo. Los moriscos catalanes fueron embarcados en el puerto de Els Alfacs, junto con una gran parte de los aragoneses. Algunos de los moriscos de este reino, sin embargo, fueron conducidos directamente a la frontera francesa. La cifra total de moriscos catalanes expulsados fue de cerca de 5.000. Muchos de ellos fueron a parar al norte de África, y se instalaron en poblaciones que después se convertirían en prósperas.

El profesor Mikel de Epalza (que en paz descanse) documentó la diáspora de los moriscos catalanes, especialmente a Túnez y Argelia, donde eran conocidos como tagarinos, por contraposición a los de Castilla, llamados granadinos. Argel todavía tiene el barrio de los Tagarinos, en la parte alta de la ciudad. Denise Brahimi ha estructurado, para la clase social de los andalusís en Argelia y Túnez, una explicación de su influjo social: eran burgueses, en el sentido europeo y moderno de la palabra, con gran capacidad de engendrar y acumular riqueza. Es posible que la comunidad de inmigrantes de Túnez fuera más compacta que la de Argel y menos asimilada, por estar constituida muy mayoritariamente por los expulsados de entre 1609 y 1614, mientras que en Argelia era fruto de emigraciones que se habían escalonado a lo largo de todo el siglo XVI, con diversos grados de asimilación. Pero el influjo de la diáspora de los musulmanes de los Países Catalanes va más allá. Hoy en día podemos encontrar topónimos y nombres de origen catalán incluso en países del África subsahariana como Malí o Benín, según las investigaciones del filólogo valenciano Robert Llorens Reig.

Estos expulsados no eran árabes ni sarracenos, como aún hoy se les designa. En realidad, árabes hubo muy pocos en la península Ibérica. Los musulmanes no vinieron solo de fuera, ni el islam fue una religión impuesta. Fueron los propios catalanes, andaluces o castellanos quienes abrazaron el islam. El historiador andalusí Al-Udhri dejó escrito que en el siglo XI no había en Huesca "ni un solo árabe puro que sea descendiente de árabes", y eso que la población era mayoritariamente musulmana. No hay nada que permita afirmar que bajo el dominio musulmán la población fuera arabizada. El árabe fue la lengua culta y, por tanto, la lengua de los documentos que nos han llegado. Pero eso no quiere decir que estos musulmanes catalanes fueran árabes, que no lo eran, sino autóctonos que hablaban mayoritariamente un dialecto románico en su vida cotidiana. En el momento de la expulsión de los moriscos catalanes, la inmensa mayoría de ellos ni tan solo entendían el árabe. Eran musulmanes catalanes y hablaban catalán.


Autor: Abdennur Prado, presidente de la Junta Islámica Catalana.
Fuente: http://www.webislam.com/?idt=12670 Click Here to Read More..

ISLAM Y CRISTIANISMO: VIEJAS QUERELLAS / NUEVAS CONTROVERSIAS

Para explicar qué idea tiene el Islam del Cristianismo, se hace imprescindible bucear en el pasado. Pues las razones de antes y las argumentaciones de ahora no han cambiado tanto como se nos trata de hacer creer. Introduciremos en nuestra exposición una novedad. No usaremos tan sólo textos islámicos para mostrar cómo el Islam ve el Cristianismo, sino también textos cristianos que dicen analizar el Islam. Efectivamente, acabamos viendo al otro según el otro nos ve a nosotros. Lo que llama la atención al cristiano del Islam es en lo que a fin de cuentas se transforma el Cristianismo a los ojos del musulmán. Si un cristiano describe a los musulmanes como entregadísimos sobremanera al vicio de la carne”, no es extraño que estos piensen que los cristianos tienen alguna clase de conflicto con su sexualidad. No es raro que el Islam resulte tosco a un teólogo cristiano que escucha a un musulmán describir así el sacramento de la Eucaristía: “El disparate que los christianos diçen es que en la ostia está su Dios; y con tener ellos por fe de que está en ella, se la tragan, echando tras ella un trago de vino, y todo revuelto lo hechan por la vía de la çuçidad”. El hecho es que el Islam ha servido de espejo al Cristianismo como el Cristianismo al Islam. Los apologistas cristianos convertían a los ojos de los musulmanes el Cristianismo en “diferente” por aquello que del Islam les había horrorizado. Y, así, la caricatura que uno hacía del otro terminaba por ser su propia caricatura. Hasta ahora hemos conocido al otro según nos insultaba.


DOCUMENTO 1

MANUSCRITO 9067 de la Biblioteca Nacional de Madrid
[1]
(fols. 205)


Dejad cuydados aparte, y oyd, padres reberendos, que quiero de buestra fe dezir algunos azentos. Bosotros, que siendo un Dios, una esenzia, y un prezeto, le dibidís en tres dioses y queréis que s(e)a un misterio. Abrid bosotros los ojos, mirad que los tenéis ziegos y beréis que vuestra misa es compuesta de remiendos, y que cristo nunca la dijo, ni buestro papa san pedro, y queréis azer bosotros lo que yo yzo el maestro. Y esto con razones claras y ebidentes probarélo, que buestros papas pasados le quitaron y añadieron. El uno añadió el prefazio, el otro el símbolo, el credo, epístolas de san pablo quando escribió a Timoteo. No quedó papa ninguno que no diese su decreto en añadir y quitar asta azer el embeleço. Dezís que Cristo murió y sudó gotas de sangre en el güerto por el temor de la muerte, y en Dios nunca reinó el miedo. Si dezí que por lo umano le causó aquel movimiento, si no temiera su alma, no sudara sangre el cuerpo. Y por más curiosidad, me dijo a mi un caballero que se ma(n)tubo de ostias por probar este misterio, mas también dijo que dio a la letrina su zenso, sepultando allí sus dioses en el suzio monumento. Bosotros que en una ostia que dezís el Sagramento tenéis por fe questá Dios y os coméis aquel Dios buestro, mirad que jentil aliño pue se sabe por muy zierto: lo que se come se saca por aquel postigo biejo. Pues el mismo Cristo dijo ablando por su maestro tras él bendría un Paráclito que sería santo y bueno. Y éste sabed ques Muhammad, de Dios santo mensajero, el que trujo el Alcorán, libro sagrado y perfecto. Pero sabed que mil años y treinta y uno por zierto quel libro vino y ninguno osó añadir un prezeto. Y no ay Alarbe ni Turco ansí sabio como nezio que osa añadir sobre él una sílaba ni un verso. Y buestra fe se sabe dos mil embustes y enredos, y si alguno los descubre, le labráys luego con fuego. Como a Jonás en Boemia y en Alejand(r)ia a Serjios porque buestros disbarates ni buestra fe no crelleron. A una cosa me río del otro quentra en el tenplo con más culpas y pecados que canícula en enero, y (a) los pies de un confesor le diga muy de secreto que le perdone sus culpas y él le diga: “Ego te asuelbo”. Pero que salga el otro mirad si es grazio(so) el cuento muy contento porque entiende que aquél le ha dado remedio. Y estará con más pecados y más ediondo que un puerco con más cazcarrias al rabo que algun lanudo cordero. ¡O falsa jente y yngrata, onbres sin entendimiento, yndinos de que la tierra os dé su tributo u zenzo! ¿No dezís quel mismo Cristo dijo estando en el madero “Ymmanus tuas, Domine, comendo espiritu meo?”. Pues si este Cristo era Dios, ¿cómo rogó a otro Dios luego que le reziba su alma? Declaradme este secreto. Y entended que buestra fe no está fundada en derecho, sino sólo en ynterés y en la fuerza del dinero. Porque si quiere casar alguna mujer con su deudo, no lo consiente la Yglesia asta que pag(u)e primero. Dejad esos disbarates, tomad de mi este consejo: que si esa fe no dejais zierto que os bais al ynfierno.



DOCUMENTO 2

ROMANCE DE JUAN ALONSO ARAGONÉS


Ynternamente pensáis que el Criador de los zielos en tres dioses personales ques ydolatrar ynterno. Figuráys al padre anziano y ques cano en el sujeto cabellos y barbas blancas como los cansados biejos. Quien tal pinta, tal lo piensa que la pintura es modelo de lo quel corazón siente en sus yntimos secretos. ¡O pensamientos rebedes que ymagináys pasatiempos ni dais por el Señor ques un error manifiesto! Al segundo personal lo figuráis niño tierno, y que fue uyendo a Ejito de Erodes, aquel perberso. ¿En qué entendimiento cabe confersar que fue uyendo y dezir ques Dios aquel que tubo de un ombre miedo? Por dezisiete lugares de buestro mesmo ebanjelio probartemos claramente siendo nezesario azerlo, quel mismo Cristo enseñó ser profeta y mensajero, los papas lo yzieron Dios como antecristos perfetos. Y los apostoles sacros les comutaron el credo quen su premitiba Yglesia confesaron y sigieron. Este fue su papa Silbestre con sus obispos trezientos en la gran Costantinopla en el conzilio nizeno. Y quando ordenó el bautismo que oy segís, fue Pío primero, mandó que en nombre de tres se yziese aquel menisterio. Conpuso el papa Damasco el gloria patri, diziendo que a tres se tiene de dar el gloria eterna y profeo. Al fin a los papas segís, no al verdadero maestro, que lo contrario enseñó por todos sus documentos. Leed los pontificales donde beréis claro aquesto del papa Damasco y Platina, de Anastasio y de Palmerio. En la figura de paloma pintáis otro Dios terzero, que en Tabor fue patente y que en el Jordán lo bieron, lo qual es verdad, mas fue Gabriel, de Dios mensajero, que a los profetas pasados rebelaba los secretos. Mirad de aquel buen Daniel el capitulo nobeno, allaréis que en esa forma Dios lo enbiaba a sus sierbos. San Lucas en su segundo dize que era ángel del zielo el que deszendió y guiaba a su caudillo y maestro. Y lo mismo manifiesta san Marcos en su Ebanjelio, quel ángel fue el que le izo ayunar en el disierto. Según lo qual, ángel fue que como paloma bieron, y como a justo profeta le rebela misterios. San Juan que vio esta paloma y también a su maestro, que no a bisto nayde a Dios nos dize por su primero. Pues si sintiera ser Dios la paloma y su maestro, no pudiera dezir tal, que fuera error manifiesto. Al fin, dos criaturas, profeta y ángel perfectos, adoráis e igual grado, y dejáis al ques sin ygual y eterno, y ques perfeta deydad, un yndibido, un sujeto, uno en persona y esenzia, y éste es el Dios verdadero. Dezís más que los profetas bajaron a los ynfiernos y no pudieron salir asta ser por Cristo absueltos. Dezid, falsos, malditos, ¿qué delito cometieron estos santos escojidos que tal castigo tubieron? Dezís que por el pecado de nuestros padres primeros la penitenzia del qual y el zento. Y allí beréis claramente quán remoto está y ajeno de aquesta buestra ynbinzión y fabuloso enbeleco. De buestra misa dezís ques holocausto perfeto, y podremos bien dezir los papas que la yzieron. Es al fin conpusizión que costa de más enredos que las biejas esclabinas de miserables romeros. ¡O ley llena de mentiras! ¡Jente de berdad desiertos, que laberinto de Creta no tubo tantos enredos, establecida por onbres, diziendo el mismo maestro que el que la ley de onbre sigiere será en bano sus hechos! En el capítulo quinze del sagrado san Mateo y en el sétimo de san Lucas está lo mismo diziendo. No quiero cansarme más por ser el papel no bueno, falto de zenzia y razón y de flojos fundamentos. Otros de mi patria amada e sabido respondieron ansí pro lengua latina como por romanze y berso. No pudisteis responder a las quistiones que yzieron y queréys conmigo agora tanbién probar azeros.



DOCUMENTO 3

DE LA CONDICION, TRATO, TRAJE, COMIDA, OFFICIO, VICIO Y PESTILENCIA PEGAJOSA DE LOS MORISCOS [2]

(Fols. 32-36R.)


El libro del padre P. Aznar Cardona titulado Expulsión justificada de los moriscos españoles y suma de las exce­lencias christianas de nuestro Rey D. Felipe tercero deste nombre, publicado en Huesca en 1612 con el fin de convencer a las gentes hostiles a la expulsión de lo acertado y sabio de tal medida, incluye las descripciones más gráficas y brutales que se puedan encontrar en un escrito antimorisco. Sus observaciones, a menudo pueriles y pintorescas, son muy significativas de una mentalidad «cristiano vieja», y su alegato es sumamente intere­sante desde el punto de vista sociológico. Reprocha a los moriscos, en el capítulo que hemos elegido, su sobriedad en el comer y be­ber, las cosas que comen y los oficios que ejercen, manifestando su desprecio por las artes mecánicas y las labores agrícolas de regadío. De igual modo merecen su repulsa las celebraciones y fiestas moriscas y otras cosas tan nimias como su afición a andar en grupo por los caminos. En realidad, y aparte de argumentos de tipo religioso, se demuestra la aversión y el rechazo de un modo de vida (unos hábitos alimenticios y vestimentarios, una manera de trabajar, de divertirse o de ocupar el ocio) que no es el de la sociedad cris­tiana vieja y que ésta no sólo no admite, sino que siente como una amenaza. Muchos autores han comentado y utilizado la obra de Aznar. Véase, por ejemplo, Caro Baroja, «Los moriscos aragoneses según un autor del siglo xvii», en Razas, pueblos y linajes.

Dicha su naturaleza, su ley, y tiempo della, y su secta, réstanos dezir aora, quienes fuessen por condición y trato. En este particular eran una gente vilissima, descuydada, enemiga de las letras y ciencias ilustres, compañeras de la virtud, y por consiguiente agena de todo trato urbano, cortés y po­lítico. Criavan sus hijos cerriles como bestias, sin enseñança racional y doctrina de salud, excepto la forçosa, que por razon de ser baptizados eran compellidos por los superiores a que acudiessen a ella.

Eran torpes en sus razones, bestiales en su discurso, bárbaros en su lenguaje, ridículos en su traje, yendo vestidos por la mayor parte, con gregüesquillos ligeros de lienço, o de otra cosa valadí, al modo de marineros, y con ropillas de poco valor, y mal compuestos adrede, y las mugeres de la misma suerte, con un corpezito de color, y una saya sola, de forraje amarillo, verde, o azul, andando en todos tiempos ligeras y desembaraçadas, con poca ropa, casi en camissa, pero muy peynadas las jovenes, lavadas y limpias. Eran brutos en sus comidas, comiendo siempre en tierra (como quienes eran) sin mesa, sin otro aparejo que oliesse a personas, durmiendo de la misma manera, en el suelo, en transpontines, almadravas que ellos dezían, en los escaños de sus cozinas, o aposentillos cerca de ellas, para estar mas promptos a sus torpezas, y a levantar a çahorar y refocilarse todas las oras que se despertavan. Comían cosas viles (que hasta en esto han padecido en esta vida por juizio del cielo) como son fresas de diversas harinas de legumbres, lentejas, panizo, habas, mijo, y pan de lo mismo. Con este pan los que podían, juntavan, pasas, higos, miel, arrope, leche y frutas a su tiempo, como son melones, aunque fuessen verdes y no mayores que el puño, pepinos, duraznos y otras qualesquiera, por mal sazonadas que estuviesen, solo fuesse fruta, tras la qual bebian los ayres y no dexavan barda de huerto a vida: y como se mantenian todo el año de diversidad de frutas, verdes y secas, guardadas hasta casi podridas, y de pan y de agua sola, porque ni bebian vino ni compravan carne ni cosa de caças muertas por perros, o en lazos, o con escopetas o redes, ni las comian, sino que ellos las matassen segun el rito de su Mahoma, por esso gastavan poco, assi en el comer como en el vestir, aunque tenían harto que pagar, de tributos a los Señores. A las dichas caças y carnes, muertas no segun su rito, las llamavan en arábigo halgharaham (haram), esto es, malditas y prohibidas. Si les arguyen, que porque no bebian vino ni comían tocino? Respondían, que no todas las condiciones gustavan de un mismo comer, ni todos los estómagos llevaban bien una misma comida, y con esto disimulavan la observancia de su secta por la qual lo hazían, como se lo dixe a luan de luana Morisco, tenido por alfaquí de Epila, el qual como dando pelillo, y señalando que los echavan sin causa, me dixo, no nos echen de España, que ya comeremos tocino y beberemos vino: A quien respondí: el no beber vino, ni comer tocino, no os echa de España, sino el no comello por observancia de vuestra maldita secta. Esto es heregia y os condena y sois un gran perro, que si lo hizierades por amor de la virtud de la abstinencia fuera loable; como se alaba en algunos Santos, pero hazeyslo por vuestro Mahoma, como lo sabemos, y os vemos maltratar por extremo a vuestros propios hijos, de menor edad, quando os consta que en alguna casa de christianos viejos, les dieron algún bocadillo de tocino y lo comieron por no ser aun capaces de vuestra malicia. Pregunto, lo que el niño comió, daos pena a vos en el estómago? No. Pues por que hazeys tan estraños sentimientos publicos si un niño de quatro hasta cinco años de los vuestros, come un bocado de tocino? Creedme, que se cubre mal, la mona con la cola. Eran muy amigos de burlerías, cuentos, berlandinas y sobre todo amicissimos (y assí tenian comunmente gaytas, sonajas, adufes) de baylas, danças, solazes, cantarzillos, alvadas, passeos de huertas y fuentes, y de todos los entretenimientos bestiales en que con descompuesto bullicio y gritería, suelen yr los moços villanos vozinglando por las calles. Vanagloriarvanse de baylones, jugadores de pelota y de la estornija, tiradores de bola y del canto, y corredores de toros, y de otros hechos semejantes de gañanes. Eran dados a officios de poco trabajo, texedores, sastres, sogueros, esparteñeros, olleros, çapateros, albeytares, colchoneros, hortelanos, recueros, y revendedores de azeyte, pescado, miel, pasas, açucar, lienços, huevos, gallinas, gapatillos y cosa de lana para los niños; y al fin tenían oficios que pedían asistencia en casa y davan lugar para yr discurriendo por los lugares y registrando cuanto passava de paz y de guerra, por lo qual se estavan ordinariamente ociosos, vagabundos, echados al sol el invierno con su botija al lado, y en sus porches el verano, sacadas las pocas horas que trabajavan con grande ahinco en sus officios, o en sus huertas, por la codicia entrañable de coger frutas, hortalizas y legumbres: pero pocos y bien pocos dellos tenían oficios que tratasen en metal, o en yerro, o en piedras ni maderos, excepto que tenían algunos herradores procurados para su comun, por el grande amor que tenían a sus respectados machos, y por huyr de tener contratación con los Christianos por el odio que nos tenían. En el menester de las armas, eran visoñísimos, parte porque avia años que les estavan vedadas y el poco uso inhabilita, segun Ovidio... parte porque eran cobardes y afferninados, como lo pedía el flaco empleo de su vida y el affeminado modo de criarse, y como dizen de los malos que siempre andan agavillados temblando de temor sin fundamento (Quia fugit impius nemine persequente). Assí estos pusilánimes nunca andavan solos por los caminos ni por los términos de sus propios lugares, sino a camaradas. Sus altercaciones aunque fuessen de cosa momentánea, las ventilavan siempre a gritos y a vozes desmesuradas, como les ordena su pleytista Mahoma. Eran entregadísimos sobremanera al vicio de la carne, de modo que sus platicas assi dellos como dellas y sus conversaciones y pensamientos y todas sus intelligencias, y diligencias, era tratar desso, no guardándose lealtad unos a otros, ni respetando parientes a parientes, sino llevándolo todo tan a rienda suelta y tan sin miramiento a la ley natural y divina, que no avia remedio con ellos como dicho queda en el capítulo de la pluralidad de las mugeres. De aquí nacieron muchos males y perseverancias largas de pecados en christianos viejos, y muchos dolores de cabeça y pesadumbres para sus mugeres, por ver a sus maridos o hermanos, o deudos ciegamente amigados con moriscas desalmadas que lo tenían por lícito, y assi no las inquietava el gusano de la conciencia gruñidora.

Aparecen también en la obra de Aznar algunos de los más generalizados argumentos acerca de la peligrosidad morisca. En primer lugar, la fecundidad de este grupo, concebida como un arma en contra de la sociedad cristiana vieja, diezmada por el celibato religioso y las empresas del Imperio.

Casavan sus hijos de muy tierna edad, pareciéndoles que era sobrado tener la hembra onze años y el varón doze, para casarse. Entre ellos no se fatigavan mucho de la dote, porque comunmente (excepto los ricos) con una cama de ropa, y diez libras de dinero se tenían por muy contentos y prósperos. Su intento era crecer y multiplicarse en número como las malas hierbas, y verdaderamente, que se avian dado tan buena mafia en España que ya no cabian en sus barrios ni lugares, antes ocupavan lo restante y lo contaminavan todo, deseosos de ver cumplido un romance suyo que les oy cantar con que pedían su multiplicación a Mahoma, que les diesse.


Tanto de moro y morica
Como mimbres en mimbrera
y juncos en la Junquera


Y multiplicavanse por estremo, porque ninguno dexava de contraher matrimonio, y porque ninguno seguia el estado annexo a esterilidad de generación carnal, poniéndose frayle, ni clérigo, ni monja, ni avia continente alguno entre ellos hombre ni muger, señal clara de su aborrecimiento con la vida honesta y casta. Todos se casavan, pobres y ricos, sanos y coxos, no reparando como los christianos viejos que si un padre de familias tiene cinco, o seys hijos, con casar dellos el primero, o la mayor dellas se contentan, procurando que los otros sean clerigos, o monjes, o frayles, o soldados, o tomen estado de beatas, y continentes. Y lo peor era que algunos christianos viejos, aun presumiendo algo de hidalgos, por no nada de interesse, se casavan con moriscas, y maculavan lo poco limpio de su linaje, y plegue a Dios, no llegase la mancha al alma.



DOCUMENTO 4

PARECER DE DON MARTÍN DE SALVATIERRA, OBISPO DE SEGORBE, ACERCA DEL ESTADO EN QUE ESTÁN LOS MORISCOS (Extractos) [3]

Es notorio y sin duda alguna que, [a] los moriscos de Granada el año de 1492 y a los de Valencia el año de 1524, les fue notificado por mandado de los SS.res Reyes Catholicos y del emperador Don Carlos, de gloriosa memoria, que si querian quedar en España havian de ser christianos baptiçados y no lo haciendo asi les havian de echar fuera de España, que en efecto fue amenaçarlos con perdimiento de sus bienes que se iguala a las vidas y destierro perpetuo de aquellas tierras tan regaladas y cultivadas a su proposito donde ellos y sus pasados havian vivido, que fue muerte civil, y el haver de pasar la mar con las mugeres preñadas, viejos, enfermos, niños y otras personas regaladas; todo esto se les pudo representar por gran fuerza y violencia como oy en dia lo dicen y confiesan que lo fue.

Y en execucion y cumplimiento de la dicha secta de mahoma y de sus preceptos hacen y guardan las cosas siguientes: Lo primero que ningun morisco a confesado ni confiesa sacramentalmente ningun pecado mortal ni venial, que siendo, como es notorio, que todos ellos son muy viciosos en el sexto mandamiento imitando y siguiendo a mahoma, su autor, que manda se laven con agua las manos, la cabeza y piernas por que, con esto se les quitan los pecados veniales, y los mortales con solo el arrepentimiento de haverlos cometido.

Item, que pueden tener las mugeres que pudieren sustentar y hacer con ellas los devorcios que quisieren pagandoles lo que les prometen quando las toman; item que matando vn christiano se salvan y haciendoles qualquier mal ganan mucho merito delante de mahoma; y en el quinto con homicidios continuos que cometen asi entre moros como christianos; y en el septimo con muchos hurtos y usuras y tratos ilicitos que frequentemente hacen y cometen; y en el tercero con no guardar fiesta alguna ni oir misa sino es por fuerza y poniendoles pena para ello, es claro testimonio que no los tienen por pecados y lo mesmo sienten de los mandamientos de nuestra sancta madre iglesia, pues ningun aiuno suio guardan ni tienen por pecado, [ni] casarse, en grados prohibidos sin despensacion applca ni quebrantar los demas mandamientos de dios y de la iglesia, y pues todos los quebrantan y ninguno confiesan como lo dicen y afirman todos los curas, rectores y vicarios que los confiesan e yo digo lo mesmo que e confesado grande numero de moriscos asi en Aragon como en Valencia y ninguno dellos a confesado pecado mortal, ques claro testimonio de su infidelidad y de la irrision y menosprecio que hacen del santissimo sacramento de la penitencia, y que son sus confesiones falsas y fingidas, indignas e incapaces del beneficio de la absolucion por no haver materia en que haga su efecto, y por la mesma razon y no hallar en los dichos moriscos la fee viva que se requiere ni contricion alguna de sus pecados no se atreven los perlados y pastores asi en el reyno de Valencia como en todo el reyno de Aragon y otras partes de España a les administrar el SSmo Sacramento de la eucharistia ni a lo dejar en las iglesias de sus lugares por evitar los sacrilegios y abominaciones que por experiencia se ha visto haver cometido siguiendo en todo los preceptos de Mahoma.

Item, es cosa sin duda y asi se a visto y ve hordinariamente en las inquisiciones de toda España que los moriscos que en ellas se prenden, asi viejos como moços, los hallan estas retajados y circuncidados; asi lo mando mahoma aprobando la ley de moisen y por atraer a su secta los judios, y ellos confiesan llanamente la circuncision escusandose los viejos que siendo niños no saven quien los retaxo cuios hijos asi mesmo lo estan el dia de oy, como se puede ver por speriencia, e yo e allado algunos niños retaxados y examinando a sus padres sobre ello dicen que naturalmente asi nascieron, y, aunque esto podria ser contingente en algun caso, no lo pueden ser generalmente en todos, por lo qual y ser evidente y notorio a los dichos moriscos que es caso de herejia vsar de la circuncision y que solamente se puede y deve vssar del sacramento del baptismo y asi lo ussa toda la iglesia chatholica, y en esto no pueden pretender ignorancia alguna ni decir ni alegar que lo an echo por no haver sido instruidos ni enseñados en la doctrina christiana, claramente quedan convencidos de su dolor y malicia y que son hereges apostatas de nuestra Sancta fee catholica y religion christiana.

Esto mas se confirma porque todos los dichos moriscos hombres y mugeres y niños, asi del reyno de Valencia como del reyno de Castilla y Aragon, usan de nombres de moros en sus casas y en sus comunicaciones secretas, los quales toman despues de ser baptiçados en la iglesia catholica con el agua del baptismo, y esto es asi notorio a todos los xrstianos viejos que tratan con los moriscos y pruebase evidentemente porque si con disimulacion preguntan a las mugeres y niños los nombres que tienen de xrstianos no los saven decir.

Item, por que si con atencion y desimulacion se advierte, quando unos a otros se llaman se nombran nombres de moros; item los mesmos nombres se allan en los libros de sus tributos, pechos y contribuciones, y pues el nombre de xrstianos se les puso luego que fueron nascidos quando fueron baptiçados, necesariamente se a de inferir que despues de aquel se pusieron los nombres de moros y que para se les poner usaron de sus ceremonias y circuncision abominando y blasfemando del sacramento del baptismo y en esto no se puede admitir ignorancia ni otra escusa alguna pues eventemente se comprueva su dolo y malicia.

Item, asi mesmo es cossa notoria y muy savida entre los christianos viejos que tienen comunicación y vecindad moriscos del reyno de Valencia como los demas reynos de España, que no piden ni resciven los sacramentos de confirmación, penitencia, horden sacerdotal ni extrema uncion y asi lo testifican y afirman todos los perlados, curas y rectores que tienen encargo de los dichos moriscos ques claro testimonio de su infidelidad y de que no tienen fee ni credito alguno de los sacramentos de nuestra sancta madre iglesia, y que los profanan y hacen grande burla y menosprecio de ellos, pues, como esta dicho no usan dellos ni los piden ni apetescen en manera alguna ni hacen obra alguna xrstiana que pueda testimoniar de la fee viva, amor y charidad que deven tener en sus coraçones a la religion xrstiana y articulos de nuestra sancta fee chatholica como es obligado a lo hacer qualquier fiel xrstiano.

Item, esto se confirma porque ay la suma notoriedad y clara evidencia que no auian ningun aiuno de la religion xrstiana y que aiunan los aiunos de mahoma specialmente el que dicen de ramadan porque al tiempo que cae el dicho aiuno no se mata carne en sus lugares porque no se les vee hacer lumbre ni salir humo de sus chimeneas y por desimular lo susodicho se van a las heredades y allí se entretienen hasta venida la noche que hacen sus cenas y comidas con gran secreto y hacen las demas cerimonias de la çala y guado que son las oraciones y lavatorios que enseña mahoma en su alcoran.

Itern, las dichas cerimonias de la çala y aguado que son oracion y lavatorio hacen cinco veces cada dia diciendo que alavan a Dios grande que no tiene padre ni hijo, en lo qual blaspheman de la Stma Trinidad, y la asi parece por las confesiones que hacen en las inquisiciones, asi lo manda mahoma el cual por imitar a los judios y arrianos y atraerlos a su secta nego la Santisima Trinidad y la niegan estos sus discipulos.

Item, se confirma mas esto y la notable burla y menosprecio que todos ellos hacen de la religion xrstiana y de nuestra sancta madre iglesia y de sus sacreficios y oraciones pues jamas los an visto ni veran entrar en las iglesias los dias de hacienda ni los de las fiestas y entonces solamente van a la hora de la missa compelidos y apremiados por los rectores y alguaciles que ay para ello puestos en algunos lugares, y procuran ser compelidos y apremiados a hacer estas obras christianas con injuria suya porque tienen en doctrina de sus maestros y antepasados que en ello ganan gran merito delante de mahoma y que pueden exteriormente negar a mahoma reteniendole en sus coraçones, y donde no ay los dichos ministros como en Madrid, Toledo, Alcala y Ocaña,Talavera y otros muchos lugares que ya estan muy poblados de los dichos moriscos no los veran ir a las iglesias, y viven como ovejas sin pastor ques grande lastima.

Item, por la dicha razon de su infidelidad jamas han querido ni quieren enterrar en las iglesias por enterrarse en los campos y en tierra virgen y en ninguna manera del mundo enterraran ningun cuerpo de moro en sepultura vieja, aunque haya muchos años que no se aya enterrado en ella, y esto es tanta verdad que cuando se acavan de enchir de sepulturas los cimenterios viejos, que los perlados les señalan, piden otros de nuevo diciendo que no caben mas cuerpos en los viejos, que es claro testimonio que lo hacen por ser cerimonia de mahoma que lo manda asi en el alcoran, y, esto es asi notorio y yo doy, testimonio por haverlo asi visto y tractado con los dichos moriscos de Valencia y Aragon muchas y diversas veces, y esta es cerimonia judaica, y mahoma la toma de los judios por los adular y atraer asi como esta dicho y los moros lo guardan inbiolablemente por ser precepto de mahoma.

Item, es notorio en toda España que ningun morisco aya dexado manda pia a ninguna iglesia en manera alguna ni se hallara haver hecho obsequias funerales por ningun difunto ni haver edificado altar alguno ni dexado misa ni sacrificio alguno ni aniversarios por difuntos que, siendo como son ricos y poderosos y viendo la mucha frequencia que ay entre los xrstianos en hacer las dichas cosas, es claro testimonio que hacen burla y menosprecio dello y que ninguna fee ni credito tienen en creer que los dichos difuntos ban al purgatorio donde pueden ser socorridos con los sacrificios y sufragios de la iglesia, y asi, en efecto, niegan el purgatorio y afirman que no ay mas que gloria y infierno ques doctrina de mahoma.

Item, es notorio en toda España que ningun lugar de moriscos a hecho hermita ni cruz ni humilladero alguno en sus pueblos y lugares donde moran, y es notorio el aborrescimiento que tienen con las figuras e imagenes pues no se hallara haver echo algunas en las iglesias ni tenerlas en sus casas, y lo mesmo se dice del agua bendita, y de las cofradias, y de las indulgencias, y bulas de la cruzada, y religion, frailes ni monjas, pues es cosa sin duda que no se hallara morisco alguno hombre ni muger que goce de ninguna de las dichas devociones ni aya sido ni sera confrade del Santisimo Sacramento ni de la sangre de xpo ni de otra ninguna cofradia de sanctos ni aya tomado ni tome bula de la cruzada; si algunas toman son concegilmente por cumplir con los comisarios y alguaciles que las publican y no se ha visto ningun morisco hombre ni muger que se aya entrado en religion que siendo como es tan grande el numero de gente [que] ay en la España de la dicha nacion y el grande numero de años que an vivido y viven entre los christianos, es claro y evidente testimonio que todos ellos son unos y siguen una mesma secta de mahoma de todo punto contraria a la ley de Ntro Sr. Xto.

Item, todos se abstienen de vino y tocino y es cosa sin duda que no lo hacen por macerar la carne ni por hacer penitencia de sus pecados, pues no confiesan cometerlos, sino que lo hacen por ser precepto de mahoma y ser ellos sus discipulos; esta ceremonia tambien la tomo mahoma de los judios en lo que toca al tocino.

Item, jamas se a visto en Castilla ni en Aragon que ningun morisco aya studíado en las universidades ninguna prophesion christiana mas de los que arriba estan referidos en que se muestra claramente el aborrescimiento que le tienen, y asi mesmo lo muestran en no se cassar con xrstianos viejos porque no los tienen por proximos y, por esta razon, no les piden limosnas ni se las pueden pedir porque asi lo manda el alcoran y se ve por experiencia.

Item, como esta dicho tienen por fee y por doctrina de sus maestros y antepasados que haciendo el mal que pudieren a los cristianos ganan el cielo y que tambien le ganaran defendiendo su ley con las armas y pasando algun trabajo e afrenta por la dicha secta, [y si?] se les hiciere alguna fuerça o violencia para haverla de negar la pueden negar retiniendola en el coraçon questo les basta para se salvar.

Item, se advierte que aunque se an visto muchos moriscos en Valencia y en Aragon y en otras partes de España tales que segun las muestras exteriores de sus obras parescian mas xrstianos que moros, por ser personas muy ladinas, de muy buenos entendimientos y que tenian mucha correspondencia con los xrstianos viejos, al tiempo de su muerte se a visto que se an declarado ser moros y haver vivido como tales y morir como moros en la secta de mahoma, pidiendolo por testimonio publicamente para animar a sus hijos y parientes y a los demas de su secta que vivian y morian en ella y asi se a visto evidentemente en las inquisiciones de Valencia, Çaragoça y otras partes.

(…) Item, de lo sobredicho queda provado y concluido que los dichos moros son herejes enemigos capitales de la ley de Ntro Sr. Xto y de todos los xrstianos que la guardan y que cada dia blaspheman de la Stma Trinidad y de todos los articulos de nuestra santa fee chatholica y de toda la iglesia chatholica y de sus sacramentos, sacrificios y cerimonias, y que con incorregible y abominable obstinacion y reveldia conservan y guardan la ley de moisen y en la secta de mahoma viven y perseveran.

Item, que son espias del turco, enemigo comun, perturbadores de la paz y pueblo xrstiano, homicidas, salteadores de los caminos, y ladrones assi en los campos como en los pueblos usando de muchas usuras y tractos ilicitos.
(…) En madrid a 30 de julio, 1587.— El Obispo de Segorve.


Notas:



Autor:Abdelmumin Aya

Conferencia presentada en las Jornadas sobre "Encuentro con el Islam y el diálogo interreligioso", Universidad de Deusto, 13-14 marzo 2007.
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EL LEGADO ANDALUSI: UNA PERSPECTIVA OCCIDENTAL

La cultura española se distingue de las restantes culturas de la actual Europa Comunitaria por su occidentalidad matizada. Si su pertenencia al conjunto no ofrece dudas, brinda no obstante una serie de componentes y rasgos, fruto de su pasado histórico, singulares y únicos. La presencia musulmana en nuestro suelo a lo largo de diez siglos -desde la invasión árabo-beréber del año 711 a la expulsión de los moriscos en 1609-, aunque tenazmente combatida y finalmente extirpada, ha dejado una profunda huella en su lengua, costumbres, modos de vida, arte, literatura. Si a ello agregamos el papel desempeñado en la Edad Media por una floreciente comunidad hebrea que actuó de correa transmisora entre sus compatriotas de las otras dos religiones monoteístas, comprenderemos mejor que este factor semita de España -pese a su drástica eliminación por los Reyes Católicos en nombre de la uniformidad religiosa y una supuesta limpieza de sangre- haya embebido nuestro carácter y hábitos incluso de forma inconsciente y por vías a menudo ocultas.

Las fastuosas conmemoraciones del Quinto Centenario, esto es, de la fecha clave de 1492 -que abarca no sólo el "descubrimiento" de América sino también la caída del reino nazarí de Granada y destierro de los judíos-, incluían en su programa -a modo de tardía y modesta reparación- un homenaje a Al Andalus y a Sefarad, a la España de las castas vencidas, víctimas del fanatismo inquisitorial y las absurdas mitologías de nuestros antepasados (¡los hidalgos españoles del Siglo de Oro se consideraban herederos del reino visigodo abatido en el siglo Vlll por Tarik y Muza!). Pero la celebración de estas dos entidades abstractas, desvinculadas de la realidad que las engendró y de la que ellas a su vez engendraron, a fin de rehabilitar un pasado trunco y exorcizar nuestra conciencia culpable, se llevó a cabo con propósitos muy distintos: mientras se ensalzaba el esplendor de Sefarad como presencia viva y el rey de España pedía solemnemente perdón a los descendientes de los sefardíes expulsados, Al Andalus era enhestado como ideal luminoso y bello pero muerto, y ninguna voz se elevó a entonar un mea culpa, por el bárbaro decreto del Tercer Filipo y su valido el duque de Lerma. Con la misma tesitura que algunos arabistas de ayer -para quienes la civilización árabe se detenía en el siglo XIV y su aproximación a ella seguía las pautas de los latinistas respecto al latín-, se proclamaba el reconocimiento y admiración a un patrimonio que, no obstante el hecho de ser nuestro, no mantendría ninguna conexión con el arte, cultura y sociedad de la España contemporánea.

Los tiempos han cambiado, desde luego, y lo que antes se percibía como ultraje, luego como curiosidad y por fin como valor -un valor perturbador, eso sí, a causa de su naturaleza anómala-, se exhibe hoy en los tratados arquitectónicos, guías artísticas y folletos destinados al turismo como una de "las glorias imperecederas del viejo solar hispano". Aun así, la ocultación continúa pues, como sabemos, la llamada Reconquista se acompañó con una destrucción sistemática de los monumentos musulmanes, tanto civiles como religiosos, como la llevada a cabo en fechas recientes por los griegos en Chipre y los serbios en Bosnia. Según muestra por ejemplo Miguel Barceló, la Isla de Mallorca sufrió las consecuencias de dicho etnocidio purificador y sólo la intervención de Alfonso X salvó a la Giralda de la demolición exigida por el clero (léase el libro de Ballesteros Beretta sobre el rey Sabio). La hermosura y magnificencia de algunos monumentos célebres hoy en el mundo entero, desde la mezquita Omeya de Córdoba al palacio nazarí de la Alhambra, les preservó felizmente de la piqueta y, aunque afectados una y otro por la construcción en el siglo XIV de una capilla real de estilo granadino y la erección del incongruente y severo palacio de Carlos V, siguen brindando a sus visitantes la insólita perfección de su arte. Pero todos los conquistadores incurren en ese género de asimilaciones y afeites y los monarcas aragoneses y castellanos no fueron una excepción.

El influjo de la mirada ajena fue decisivo en el cambio de nuestra percepción del legado arquitectónico andalusí. Una antología de los escritos de los viajeros europeos por España desde el siglo XVII hasta comienzos del actual con respecto al tema reflejaría su asombro y maravilla en abrupto contraste con la apatía e indiferencia de los indígenas. Varias anécdotas recogidas por Borrow y Ford sobre esas cosillas de los moros arrojan una luz cruda sobre la hondura del desinterés e ignorancia casi generales del propio pasado, producto de la beligerancia antislámica de la Iglesia y del castizo desdén de los campesinos e hidalgos.

Si la mirada de los demás forma parte del conocimiento integral de nosotros mismos, la de los visitantes franceses, anglosajones y alemanes contribuyó a rectificar poco a poco la visión de las obras de arte islámicas y la escasa atención que merecían. Basta con comparar las increíbles opiniones de un arabista como Simonet referente a la Alhambra con las de Washington Irwing, para captar de inmediato el abismo de prejuicios que las separaba. Muy significativamente, las primeras apreciaciones positivas de la España musulmana vinieron de la pluma de los afrancesados y liberales exiliados en Londres. Siglos de hostilidad expresa o sorda condenaron a los monumentos conservados a la incuria y vejámenes del tiempo como a los millares de manuscritos arábigos de El Escorial y otras bibliotecas a acumular polvo. El arabismo español no surgiría sino en la segunda mitad del XIX.

Ello tiene una explicación plausible. La decadencia militar, social, económica y cultural de España con el ocaso de los Habsburgo originó una reacción en los espíritus más lúcidos, imbuidos de las ideas regeneradoras de la Ilustración, contra la opresión y oscurantismo religioso culpables de nuestro atraso. La frasecilla de "Africa empieza en los Pirineos" fue vivida a la vez en la Península como realidad dolorosa e insulto. Había que deshacerse del peso inerte de la historia, asumir las doctrinas del progreso, ser europeos como los demás. Para los autores de ese proyecto bienintencionado y saludable, cualquier alusión a elementos de nuestro pasado que no se compaginaran con el abstracto ideal europeizador, resultaba incómoda e incluso molesta. El entusiasmo de los viajeros por los tesoros omeyas, almorávides, almohades y nazaríes caía en un terreno yermo y tardaría en calar en él.

Digámoslo bien alto: el complejo de inferioridad acerca del retraso histórico y nuestro pasado árabe ha perdido su razón de ser. En la Europa Comunitaria a la que nos hemos incorporado, nuestra diferencia no ha de ser ya un recordatorio penoso ni causa de frustración: la huella musulmana en nuestro suelo, visible en todos sus ámbitos, es expresión al contrario de una riqueza y originalidad únicas. Ningún país europeo cuenta con un patrimonio como el legado por Al Andalus y ello no redunda en mengua de nuestro europeísmo. Somos europeos distintos, europeos en más.

La historia nos enseña en efecto que no existen esencias nacionales ni culturas intrínsecamente puras como sostenían los cristianos viejos y sostienen los extremistas serbios de hoy. El mosaico de países que componen el espacio común europeo se ha configurado a lo largo de los siglos con el choque seminal de influencias opuestas, mediante fenómenos de hibridación, permeabilidad, contraste y emulación. La irrupción de lo heterogéneo es a la vez la del espejo en el que nos vemos reflejados y un incentivo imprescindible. Cuanto más viva sea una cultura, mayores serán su apertura y avidez respecto a las demás. Toda cultura es a fin de cuentas la suma total de las influencias que ha recibido.

La experiencia de España -como la del mundo árabe- revela que sus periodos de buena salud y expansión coinciden con los de su receptividad y multiplicación de contactos con lo exterior mientras que los de descaecimiento y postración se caracterizan por la busca baldía de unas "esencias" que constituirían el núcleo de su alma primitiva y sin mezclas: ortodoxia nacional y religiosa, autosuficiencia, rechazo de lo extraño, repliegue a valores identificatorios petrificados, miedo obsesivo a la contaminación del vecino.

Cuando se abolió la convivencia medieval y los Reyes Católicos y sus sucesores impusieron una homogeneidad sin grietas, nuestra cultura se transformó en erial: España se desenganchó paulatinamente del tren de la historia y se privó hasta fecha reciente del acceso a la modernidad.

Este desdichado ejemplo cifra una amarga lección y advertencia. La Europa Comunitaria no debe adoptar en ningún caso, como propugnan sus ultras, una actitud conservadora fundada en un ámbito cultural estricta y reductivamente europeo por muy rico y deslumbrador que a primera vista aparezca. Un proyecto cerrado a la movilidad y mestizaje concomitantes a lo moderno nos convertiría en gestores prudentes del pasado, despojándonos de esa curiosidad por lo ajeno que es el rasgo más destacado de los mejores escritores, arquitectos y pintores de nuestro siglo. El extraordinario patrimonio artístico y cultural de Al Andalus formó parte durante centurias del mundo occidental antes de ser desalojado de él por la nueva idea de Europa, devuelta a sus raíces helénicas sin intermediario de los árabes, forjada en el Renacimiento. Esa Europa inventada a finales del siglo XV separó brutalmente las dos orillas del Mediterráneo y repudió como ajena la realidad cultural que la alimentó durante la Edad Media. Es hora ya, próximos a entrar en el nuevo milenio, de que reincorporemos dicho patrimonio al lugar que le corresponde: como expresión de una occidentalidad distinta, representada por Al Andalus en el terreno de la arquitectura, filosofía, ciencia y literatura.

Las grandes creaciones omeyas, almorávides, almohades y nazaríes -fruto de los trasvases y corrientes migratorias entre la Península y el actual reino de Marruecos-, así como sus ramificaciones magrebíes, subsaharianas y mudéjares, han de ser vistas hoy como paradigma de una visión ecuménica que incluya las nociones de diferencia, anomalía, mescolanza y fecundación. Aprendamos la lección magistral de Gaudí y de Picasso y compartamos su apetito voraz por el arte de todos los continentes y épocas.


Autor: Juan Goytisolo, escritor y periodista. Premio Nacional de las Letras Españolas 2008.

Fuente: http://sauce.pntic.mec.es/~jgoytiso/intro.html

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