el Profeta y los objetos?Respuesta: Hay hadices que hablan de la extraordinaria delicadeza de Muhammad con todo lo que le rodeaba. Hay un hadiz en el cual él dijo a sus compañeros que, cuando alguno de sus compañeros se pinchaba con una aguja él, sentía el dolor, y no lo dijo metafóricamente. Ésa es la conclusión de los comentaristas de este hadiz, es decir, que lo sentía realmente. Que él llegó a hacerse tan sensible que era capaz de captar todo lo que sucedía a su alrededor y por tanto penetraba de una forma clara en el mundo espiritual de todas las cosas.
Rasulul-lah sin duda tuvo esta
capacidad, o de lo contrario el Islam no sería lo que es. A nosotros
nos puede resultar extraño pero, evidentemente, si él no hubiera sido
así, no habría tenido calidad de Profeta. Rasul o Nabí
alude a una persona que es capaz de comunicar un mensaje porque está
comunicada con todo lo que existe gracias a poseer una sensibilidad
extraordinaria. Muhammad la poseía y seguramente en una profundidad
increíble, de tal manera que esto condicionaba su relación con las
cosas. Él no era animista, no consideraba que las cosas estaban dotadas
de alma, pero sí de una magia especial o de algo para
lo que no hay nombre, quizá la palabra "alma" sea insuficiente...
con ellas. Desde luego todos sus animales tenían nombres propios, pero
incluso los objetos, cada turbante tenía un nombre propio, sus capas,
sus arcos, sus espadas, tenían nombres propios. Es curioso, porque
hablaba con las cosas. Se sabe que mantenía conversaciones con objetos,
con las piedras, con los troncos. Incluso hay gente que dijo haber
escuchado las respuestas de estas conversaciones que se mantenían en
otro universo, por supuesto. Si Rasulul-lah no hubiera sido así, no
habría sido Profeta. Tenía necesariamente que contar con esa delicadeza
que viene de algo regalado: él era así, no lo buscó. Él amaba
profundamente las cosas, todo lo que le rodeaba, con un amor
especialmente intenso. Hay hadices preciosos en este sentido, como aquel
que cuenta cómo estando sobre la montaña Uhud ella tembló y el Profeta
le dijo estáte quieta porque yo te quiero igual que tú me quieres. Que
el pequeño temblor acabase es normal, no estamos diciendo necesariamente
que él la aquietara, pero se conserva el hadiz entre los musulmanes
como prueba no del poder de Muhammad sino de su capacidad de
relacionarse con las cosas aparentemente menos dotadas de alma.
con un animal doméstico- a un mimbar
que se quejaba. Él además sabía que esa sensibilidad no era exclusiva
suya, sabía que algunos animales captaban los gemidos de los muertos en
las tumbas. Nosotros tenemos ciegos determinados ojos y taponados
determinados oídos y que únicamente en su persona estaban absolutamente
despiertos. Y que justamente la espiritualidad islámica es el intento de
avivarlo. No es que Muhammad sea modelo de una "actitud ecológica" de
vivir sino que su espiritualidad es un ejemplo a seguir para llegar a
esa conciencia con la cual nuestras relaciones con las cosas nunca serán
artificiales sino auténticas. Se trata de haber seguido un proceso
espiritual en el cual se entra en comunicación con el espíritu que hay
en las cosas. Lo que hay que aprender de Muhammad no es el ponerle
nombres a las cosas sino realmente el seguir su proceso espiritual hasta
descubrir
que en las cosas anidan realidades más allá de lo que nosotros
percibimos normalmente y que es lo que las unifica, es decir, aquello en
lo que descubrimos a Allah, el Uno Único.
cosa. El kafir es el que no traspasa el objeto y descubre en él la semilla (habb) de amor (hubb)
que lo hizo. Eso infinito que es el Ahad pasa a residir en todo objeto
finito por el hecho de existir, y tenemos la obligación islámica de amar
a Allah en cada cosa. Todas las
cosas tienen dos caras, una en la que se ve a Allah y otra en la que se
ven las cosas. El camino espiritual consiste en descubrir qué conjunto
de cualidades de Allah son la urdimbre de cada uno de los seres que
existen. También la de las cosas. Puedes ver a Allah en la misma nafs de las cosas. No podemos dejar pasar la oportunidad que nos ofrecen las cosas. Cada cosa existente te interpela con lo que es.
de Allah, porque es una esencia específica e irrepetible. Cada cosa que
existe es el Nombre propio de Allah. Las cosas son los rostros de
Allah.La Materia de que están compuestas las cosas, la cosa en sí ante nosotros es ni más ni menos que la prueba de la existencia de Allah. La verdad desconcertante del ser que constituye la realidad es el principio del camino. Cuando me sumerjo en la Realidad, a pesar de su aparente inconsistencia y su mutabilidad, y la vivo como definitiva y contundente, estoy en al-haqq. Me sumerjo en la materia para conocer mi realidad, mi verdad, para descubrir
mi propia eternidad.Autor: Abderrahmán Muhámmad Maanán
Fuente: WebIslam

