A la hora de juzgar algo como islámico, debe ser enjuiciado y sopesado por los criterios y estándares bien establecidos de la shari’a amparados en el Libro y en la Sunna.
Por tanto, si una determinada práctica o costumbre sufi se opone al criterio prescrito en la shari’a tal como establece el Corán y la Sunna, debe ser juzgado como anti islámico; no obstante y sin embargo, si dichas prácticas están de acuerdo con aquellos criterios, deben ser juzgadas como perfectamente islámicas.
Pensadores musulmanes de renombre han dividido el sufismo en dos grandes categorías con el objeto de determinar su compatibilidad o no con la shari’a.
En primer lugar, el genuino y auténtico sufismo, el cual está sin lugar a dudas de acuerdo con el Libro, la Sunna y la práctica de la gente del Salaf (las primeras y bien guiadas generaciones de musulmanes). El sufismo de maestros sufíes tales como Yunaid Al-Bagdadi, Abu Sulayman Ad-Darani, etc. pertenece a esta categoría de auténtico y genuino sufismo.
En segundo lugar, el seudosufismo que incluye a aquellos que apoyan y sostienen prácticas ocultistas o costumbres contrarias a la Sunna, así como también a aquellos que han mezclado el sufismo con el misticismo o neoplatonismo especulativo, entreteniéndose en teorías metafísicas acerca del cosmos, de las emanaciones, etc. Estos dos últimos grupos son charlatanes e impostores. Mientras que el primer grupo inventa nuevas formas de ‘ibadas, no sancionadas por Aquel que ha dado la Ley, el último mezcla filosofía con religión desdibujando la distinción esencial entre el Creador y la creación, base del mensaje profético.
No hay duda alguna de que la práctica de tales formas de sufismo aparta al ser humano de su auténtico propósito y misión en la vida que no es otro que realizar la Voluntad de Allah en la tierra. Estos seudosufíes transforman el objetivo de la vida humana en la contemplación de los misterios del universo, lo cual es contrario a la definición coránica del propósito de la existencia humana.
Debido a los peligros reales inherentes a tales aberraciones y desviaciones, los primeros maestros sufíes no se cansaron de predicar la importancia de sopesar todo con el firme criterio de la shari’a: Abu Al-Qasim Al-Yunaid, uno de los auténticos maestros del verdadero sufismo, dijo, “La esencia del Tawhid es distinguir lo eterno de lo temporal”, y también dijo, “Aquel que no memoriza el Corán, ni estudia el Hadiz no puede ser digno de confianza en esta materia (el sufismo), pues nuestro conocimiento únicamente está basado en las enseñanzas del Libro y la Sunna.”
Abu Sulayman Ad-Darani dijo, “Muy a menudo tengo percepciones espirituales comunes dentro del sufismo, pero sin embargo no las acepto hasta que las examino con el testimonio de los dos testigos más fiables: el Libro de Allah y la Sunna del Profeta, paz y bendiciones sobre él.”
Según un eminente pensador, “El auténtico sufismo es a la vez una disciplina cognitiva y práctica de las almas, una cura para los corazones enfermos, una fuente de virtudes, una depuración de las almas de sus vicios y apetitos carnales, un entrenamiento en la paciencia y una satisfacción y obediencia a Allah; es una lucha contra el alma carnal, un combate contra sus inclinaciones básicas y una meticulosa observación de sus acciones y no acciones, así como una protección de las almas contra los influjos de la desidia y los pensamientos fútiles rompiendo con todos los obstáculos e impedimentos que nos obstaculizan nuestro viaje hacia Allah; es abandono de todo aquello que distrae a una persona del recuerdo de Allah y hace que nuestros corazones no se centren en otra cosa que Él. Es conocimiento y certeza en Allah, afirmando su Unidad y glorificándoLe, volviéndose completamente hacia Él, y apartándose de toda otra cosa; es estar exclusivamente centrado en su recuerdo y obediencia, estar satisfecho con Sus límites, actuar de acuerdo con la shari’a, exponerse a sí mismo a las bondades y regalos que Allah ha vertido sobre Sus siervos elegidos como un signo diáfano de Su gracia y misericordia.”
Otro pensador ha dicho, “El sufismo es adornarse con todas las cualidades nobles del carácter y evitar todas las cualidades innobles.” O dicho de otra manera, “Es examinar los propios estados y apegarse a las conductas nobles.”
Cuando el sufismo se define de esta manera, no se trata solo de una auténtica disciplina islámica sino que es la quintaesencia del Islam como experiencia vivencial.
Autor: Mufti Shayj Ahmad Kutty, eminente profesor del Instituto Islámico de Toronto, Ontario, Canadá.
Fuente: Islamonline
Traducción: Musulmanes Andaluces
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