El Asno Roñoso de la Cola Cortada / Mangy Ass with the lopped-off tail

Acerca del Imamato de la mujer

A petición de uno de los hermanos de la Comunidad escribo este artículo que no pretende mas que intentar aclarar una duda legítima que puede presentársele a todo musulmán con el fin de desentrañar la verdad y seguir el camino recto dentro de nuestro Din.


Muchos son los temas que dentro del Islam han desatado y siguen desatando el debate y la polémica sana dentro del Islam, pues como ya dijo nuestro Profeta (s.a.s.), en la diferencia está la Rahma de Allah; sin duda alguna los temas relacionados con la mujer dentro del Islam representan una gran parte de los debates que los musulmanes han tenido a lo largo de los tiempos, y por circunstancias históricas que no vamos a analizar en este momento, hoy en día la posición de la mujer en todos los ámbitos del Din forma parte de las discusiones intelectuales entre los sabios, y algunos menos sabios, dentro del Islam.


El tema que nos concierne en este artículo es el de si la mujer puede o no llegar a desempeñar el papel de Imam en el Salat. Este asunto saltó a la palestra, con gran repercusión mediática en los medios de comunicación, hace cinco años cuando Amina Wadud, musulmana de origen americano dirigió un Salat Yumu’a delante de hombres y mujeres en la ciudad de Nueva York; fue un gran revuelo el que entonces se desató, revuelo que hoy sigue dejando sus secuelas y el tema a pesar del tiempo transcurrido goza plena vigencia; no obstante, ya en el siglo VII de nuestra era la secta de los haruriyyah, una rama escindida del movimiento de los jawariy, defendía el imamato de la mujer sin reservas, ambos movimientos se extinguieron al poco tiempo de su nacimiento; entiendo pues que sigue vigente el tema, y es por ello que he querido compartir con los lectores de nuestra página web unas reflexiones al respecto, solicitando de Allah que nos ilumine siempre en el camino acertado con Su ayuda y Su Rahma.


Dicho lo anterior paso a centrarme específicamente en el tema a tratar.


La pregunta que se plantea es si la mujer puede o no puede ejercer el papel de Imam en el Salat. La respuesta exige matizar ciertos aspectos y connotaciones pues no hay una respuesta única a tal pregunta. Así pues la pregunta la podemos descomponer en varios subapartados, a saber,

a) ¿puede la mujer ser Imam en un Salat donde la congregación sea de tan solo mujeres?

b) ¿puede la mujer ser Imam en un Salat mixto, es decir, donde haya hombres y mujeres?

c) ¿puede la mujer dar la jutba del viernes?

d) ¿hay alguna diferencia en el Imamato de la mujer entre los Salat obligatorios y los Salat voluntarios?


Analizaremos cada uno de los apartados pues como decía más arriba la respuesta a la pregunta del Imamato no tiene un único sentido.


Antes de nada decir que el Corán no se pronuncia sobre el tema, algo que ha sido esgrimido por los que defienden el imamato de la mujer en los Salat mixtos como prueba a su favor, por lo que debemos acudir al hadiz como segunda fuente de jurisprudencia dentro del Islam sunní.


Hay que recordar un principio del Fiqh según el cual en materia de ‘ibada aquello que no está explícitamente contemplado no es aceptable, al contrario de lo que sucede en las transacciones comerciales y sociales, en las que en principio todo es halal, es decir, lícito, a menos que se demuestre lo contrario, pero en el ámbito de la ‘ibada este principio se entiende como hemos dicho en el sentido contrario, por tanto, el hecho del el Corán no hable del tema no legitima su aceptación, sino todo lo contrario.


Veamos la respuesta a la primera pregunta, ¿puede la mujer dirigir el Salat cuando la congregación sea de tan solo de mujeres? Esta pregunta es la que menos problemas plantea y donde más consenso encontramos entre las diferentes escuelas de fiqh. A este respecto hay una serie de hadices que acreditan que tanto ‘Aisha como Umm Salama dirigían el Salat en el que participaban solo mujeres, colocándose en ese caso ‘Aisha y Umm Salama en medio de la fila y no ligeramente adelantada como es lo habitual; entre los hadices que relatan a ‘Aisha como Imam podemos citar los de ‘Abdu Raziq, Ad-Daraqutni y Al-Bayhaqi entre otros; en estos hadices se narra además que ‘Aisha no solo ejercía de Imam, sino que además solía dar también el Adán y la Iqama. Por otro lado Ash-Shafi’i, Ibn Shaybah y ‘Abu Raziq narran como Umm Salama también dirigía a las mujeres en el Salat ocupando la posición central de la fila. Estos no son los únicos hadices al respecto sino que hay algunos más en el mismo sentido.


Al Qudama en su obra Al-Mughni dice lo siguiente,

“Las narraciones difieren en cuanto a si es deseable o no que una mujer dirija a otras mujeres en el Salat. Por un lado se ha transmitido que es algo deseable como así lo atestiguan algunos sabios como ‘Ata, At-Thawri, Al-Awza’i, Ash-Shafi’i, Ishaq y Abu Thawr, y el Imam Ahmad ibn Hanbal se ha pronunciado en este sentido como algo deseable, siguiendo el ejemplo de ‘Aisha y Umm Salama. Sin embargo, ahul- ar-ra’i (‘la gente de la opinión’, se entiende por este término a las escuelas de fiqh que ponían más el acento en la reflexión racional que en el hadiz) lo estiman como algo no deseable. Por otro lado Ash-Sha’bi, An-Nakh’i y Qatadah sostienen que las mujeres pueden dirigir los Salat voluntarios pero no los obligatorios.”


Hay que decir también que el Imam Malik tampoco acepta que una mujer pueda dirigir el Salat aun cuando sean solo mujeres las que participen y que los hanafíes lo ven como algo desaconsejable pero no prohibido. En resumen, podemos decir que tres de las escuelas de fiqh sunníes que han llegado hasta nuestros días (hemos dejado a un lado a la escuela dahirí de las cual hablaremos más adelante) aceptan que la mujer pueda dirigir el Salat a otras mujeres.


Si el primer apartado presentaba pocos conflictos en cuanto a la unanimidad mostrada por las escuelas de fiqh vigentes, es la segunda pregunta planteada la que ha levantado la polémica. Citaremos los hadices que mantienen una relación directa o indirecta con el tema de si la mujer puede o no dirigir el Salat mixto. A este respecto podemos citar el hadiz de Ibn Majah basado en la autoridad de Jabir ibn ‘Abdullah en el que se dice, “Una mujer no puede dirigir a un hombre durante el Salat, ni un beduino puede dirigir a un muhayirun (los muhayirun son aquello musulmanes que emigraron de Meca a Medina junto al Profeta (s.a.s.), ni una persona corrupta a un musulmán sincero durante el Salat”. Dado que todos los sabios del hadiz lo consideran como muy débil, no nos sirve pues para la cuestión en estudio y por lo tanto queda descartado. Hay otros dos hadices que de forma indirecta están relacionados con la cuestión, uno de ellos es de al-Bujari que dice, “Las mejores filas de mujeres durante el Salat son las últimas, y las peores son las primeras, mientras que las mejores filas de los hombres durante el Salat son las primeras y la peores las últimas.” Como vemos tampoco hay una prohibición expresa al respecto. El otro hadiz que de manera indirecta trata sobre el tema es el relatado por Anas, en el que el Profeta (s.a.s.) hizo de Imam colocando a Anas a su derecha y a su madre y tía detrás de ellos; tampoco se expresa sobre el asunto de una forma directa aunque sí de forma indirecta nos dice cual es la posición del hombre y la mujer durante el Salat.


Pasemos a continuación al hadiz cuya interpretación ha suscitado la polémica en torno al imamato de la mujer.

El hadiz dice así, “’Uzman ibn Shaibah dijo: Waki’ narró que Al-Walid ibn ‘Abdullah dijo que su abuela le contó junto con ‘Abdu Rahman ibn Khallad al-Ansari que Umm Waraqa (esta mujer tenía memorizado el Corán) le pidió al Profeta (s.a.s.) poder acompañarle durante la batalla de Badr, “¿Me permites ir contigo y poder encargarme de los heridos y de los enfermos?, tal vez Allah me recompense con el martirio”. El Profeta (s.a.s.) le respondió: “Permanece en tu casa, Allah te concederá el estatus del martirio.” Por esto el Profeta (s.a.s.) solía referirse a ella como “la mártir”. Luego el Profeta (s.a.s) le ordenó dirigir el Salat en su casa. Tenía un almuédano que daba el adán, y solía dirigir a su familia hasta que un esclavo y una esclava le mataron.”

Hasta aquí el hadiz tal y como nos ha llegado, al cual se le conoce como el hadiz de Umm Waraqa.


Basándose en este hadiz Nevin1 Reda en un artículo titulado “What would the Prophet do? The islamic basis for female-led prayer”[1] defendía el imamato de la mujer en un Salat mixto. Esta narración se encuentra en las compilaciones de Abu Dawud, ad-Daraqutni, al-Bayhaqi, al-Hakim, Ibn Sa’d y en otras fuentes, aún así este hadiz ha sido puesto en duda por los estudiosos del hadiz[2] debido a que dos transmisores en la cadena del hadiz no son muy fiables, en concreto, Walid ibn Abdullah y Abdu Rahman ibn Khallad. Sobre el primero Imam adh-Dhahabi menciona en al-Mizan que aunque ibn Ma’in, Imam Ahmad y Abu Hatim lo consideran como un narrador aceptable, otros rechazan sus narraciones, entre ellos Ibn Hibban. Imam al-Hakim también cuestiona su probidad y Ibn Hayar al-‘Asqalani menciona que ‘Aqili dijo que había incoherencias en sus narraciones.[3]


En cuanto al segundo narrador, Abu Rahman ibn Khallad, su estatuto es considerado como Majhul al-hal (desconocido)[4], también al-Walid relata este hadiz de su abuela, sobre la cual el Imam ad-Daraqutni dice que su estatuto también es desconocido.[5] Según la opinión de la mayoría de los sabios del hadiz, la existencia de un narrador en la cadena cuyo estatuto es desconocido hacen del hadiz un hadiz débil[6]. Por tanto utilizar un hadiz débil, aunque aceptado por un amplio sector de sabios, como base para establecer la forma de una ’ibada tan importante como es el Salat nos parece poco aceptable. Aún cuando aceptemos la validez del hadiz hay razones de peso para descartar que el mismo pueda servir para justificar el imamato de la mujer en un Salat mixto, la cuales analizaremos a continuación.


En el texto del hadiz el Profeta (s.a.s.) a la pregunta de Umm Waraqa de si puede acompañarle en la batalla de Badr, él (s.a.s) le responde Qarry fi Baytik (permanece en tu casa). Esta orden es de crucial importancia porque implica dos posibles alternativas de actuación por parte de Umm Waraqa, la primera es que saliera de su casa contraviniendo la orden del Profeta (s.a.s.) algo bastante improbable a nuestro entender como es de suponer, no habiendo narraciones tampoco que así lo atestiguen, y la segunda es que permaneciera en casa donde tendría su propia mezquita algo muy común según atestiguan diversas narraciones en las que el Profeta (s.a.s.) permitió a varios compañeros establecer mezquitas en sus casas.[7] El Imam al-Bujari menciona que al-Bara’ ibn ‘Azib dirigió Salats en la mezquita de su casa, y también menciona el caso en el que el Profeta (s.a.s.) fue a la casa de un Compañero ciego, ‘Itban ibn Malik para fundar una mezquita en ella. Ibn Majah tiene varias narraciones similares. ‘Aisha narra, “El Mensajero de Allah ordenó que se construyeran mezquitas en las casas (Dur plural de Dar) y que se mantuvieran limpias y perfumadas.”[8] Por tanto, podría deducirse que también Umm Waraqa tuviera una mezquita en su propia casa a tenor de lo citado.


Otro punto de controversia es ¿a quién dirigió en el Salat?. Caben tres posibilidades: al almuédano y dos sirvientes (tenía a un esclavo varón y a otra esclava); a las mujeres del vecindario; a las mujeres de su casa. En cuanto a la primera posibilidad debemos tener en cuenta que el término utilizado en los diversos relatos del hadiz emplean la expresión ‘Ahla daría’, es decir, ‘la gente de su casa’; hay quien entiende por el término Dar, área o región, en vez de casa que sería su significado primero y literal; a esto podemos responder que la definición de Dar es, según su significado literal, y según Al-Fayruzabadi, Ibn Mandhur y Raghib al-Isfahani[9], ‘como toda estructura o recinto rodeado de paredes compuesto de un edificio y un patio o jardín’, y si además nos atenemos a uno de los principios de Usul al-Fiqh, es decir los fundamentos del fiqh, según el cual todo término ha de ser interpretado en su sentido literal, dahiri, a menos que el contexto en el que se encuentre permita interpretarlo con otro significado que no sea el literal porque no haya una armonía entre el vocablo y el texto, por ejemplo, si alguien dice la frase “Vi un león luchando”, la palabra “león” puede tener un significado literal que sería el primero al que habría que atenerse si el contexto del texto no entra en contradicción con el mismo, pues el término “león” se puede estar refiriendo a un hombre bravo y valiente en el campo de batalla, es por tanto la existencia de contradicción o no del vocablo con el texto donde se haya lo que nos faculta para elegir o bien el significado literal o bien otros sentido al mismo; si nos atenemos pues a este principio como decíamos, en el caso del hadiz que nos ocupa no existe contradicción alguna entre Dar, casa en sentido literal, y el texto del hadiz por lo que ateniéndonos a lo que dicen los sabios del fiqh ‘estamos obligados a aceptar el sentido literal del mismo’, y tan solo podríamos interpretarlo en otro sentido si hubiera una discordancia entre el vocablo y el contexto, además este mismo término, Dar, casa, aparece en los diferentes hadices en los que el Profeta (s.a.s.) permitía la construcción de mezquitas en las casas, tal y como hemos citado más arriba. Por lo tanto, podemos decir que este hadiz se estaba refiriendo a un hecho muy particular en el que Umm Waraqa dirigía el Salat a los miembros de su casa. Sobre la base de esta interpretación, al-Muzani, at-Tabari, Abu Thawr y Dawud Adh-Dhaahiri aceptan que una mujer pueda dirigir tanto a mujeres como a hombres en el Salat, así como ciertos sabios modernos siempre que se restringa al ámbito de la casa.


No obstante hay quien, como Reda, afirma que la gente de ese Salat venía de los alrededores, basándose en el hadiz de ‘Itban ibn Malik, en el que se narra que ‘Ahli dar’, la gente de la casa, solía reunirse allí, e Ibn Hayar menciona en su comentario a este hadiz que ‘Ahli dar’ se refiere a la gente del vecindario, que por cierto se especifica en el hadiz que todos eran hombres.[10] Ateniéndonos a esta otra interpretación se podría pensar que el hadiz de Umm Waraqa se estuviera también refiriendo a la gente del vecindario, pero ello no nos permite adivinar quienes eran la gente del vecindario; a este respecto nos puede ayudar la narración que de este hadiz hace el Imam ad-Daraqutni según el cual a Umm Waraqa se le ordenó dirigir a las mujeres en el Salat,[11] por tanto la versión de ad-Daraqutni podría resolver la cuestión de quienes eran los participantes en el Salat; está posición también es la sostenida por Ibn Qudama al-Maqdisi en su obra al-Mughni, quedando la primer posibilidad, es decir, que los integrantes del Salat, fueran un esclavo varón, una esclava mujer y el almuédano, como una mera suposición sin mucho fundamento

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Basándonos en todo lo anterior veamos ahora qué dicen las diferentes escuelas de fiqh al respecto.

Los shafi’ies y hanbalíes permiten que una mujer dirija a otras mujeres en el Salat sin ningún tipo de restricciones, pudiéndolo hacer tanto en la mezquita como en sus casas. Los hanafíes también lo permiten aunque lo consideran desaconsejado, mientras que los malikíes sostienen que una mujer no puede dirigir a otras en el Salat.[12] Ninguna de las tres primeras escuelas aceptan que una mujer puede dirigir a hombres en el Salat, aunque existe una opinión dentro de los hanbalíes según la cual una mujer pueda dirigir a hombres en los Salat Tarawih, bajo ciertas condiciones y situándose detrás de los hombres.[13]

En cuanto a la opinión que fundamenta la validez de la mujer como Imam en un Salat mixto, basándose en que hubo escuelas de pensamiento en el pasado que así lo sostuvieron, en concreto, Imam at-Tabari, Dawud adh-Dhahiri, Abu Thawr o al-Muzni, podemos decir que establecer un precepto perteneciente al ámbito de la ‘ibada, no puede fundamentarse en escuelas que se extinguieron por la sencilla razón de que el pensamiento de dichas escuelas no nos ha llegado de forma completa, y tal vez no podamos conocer en profundidad cual es con exactitud la postura de las mismas en torno a una cuestión, y por lo tanto constituye un riesgo dictaminar algo en función de fragmentos y escuelas que se perdieron en el tiempo.


En cuanto a la escuela Dahiri fundada por Dawud adh-Dhahiri, tuvo su más excelso representante en la figura de Ibn Hazm de Córdoba el cual negó la validez del Imamato de la mujer en los Salat mixtos.


Hasta aquí hemos aportado los argumentos basados en el Corán y el hadiz, pero y los ¿históricos?, es decir, si el Imamato de la mujer en los Salat mixtos hubiera sido un hecho aceptado y practicado en los tiempos del Profeta (s.a.s.), ¿por qué no hay relatos de este hecho proveniente de las mujeres más cercanas al Profeta (s.a.s.) como fueron por ejemplo ‘Aisha o Fátima?, ¿no es razonable pensar que ellas pudieran haber dirigido algún Salat mixto dada la altura espiritual y de conocimiento muy superior al resto de muchos musulmanes de su época?,y sin embargo no hay un solo relato en el que se diga que diga que ‘Aisha o Fátima dirigieran un Salat mixto.


Hasta aquí las pruebas y argumentos a favor y en contra, que cada cual medite y reflexione, pero, y como siempre decimos los musulmanes, Allah es el más sabio.



[1] Nevin Reda, What would the Prophet do? The islamic basis for female-led prayer, 10 de Marzo, 2005, www.muslimwakeup.com

[2] Véase Ahmad Khan, trans., Sunan Abu Dawud,(Lahore: Sh Muhammad Ashraf, 1984)

[3] Ibn Hayar, at-Tahdhib

[4] Véase Ibn Hayar al-‘Asqalani, Taqrib at-Tahdhib

[5] Imam ‘Ali ibn ‘Umar ad-Daraqutni, Sunan ad-Daraqutni (Beirut: Dar al-kutub al-‘ilmiyya, 1996). Imam ad-Daraqutnni menciona a al-Walid narrando el hadiz de “su madre.”

[6] Véase Imam Jalaladdin as-Suyuti, Tadrib ar-Rawi, (Beirut: Dar al-Kitab al-‘Arabi, 1996)

[7] El Imam al-Bujari ha dedicado una sección en su compilación de hadices, titulada, ‘Mezquitas en las casas.’ Ibn Hayar al-‘Asqalani, Fath al-Bari: Sharh Sahih al-Bujari, (Damasco: Dar al-Fayha’, 1997)

[8] Imam Muhammad ibn Yazid ibn Majah, Sunan ibn Majah, (Riyad: Dar as-Salaam, 1999)

[9] Tahir Ahmad Zawi, Tartib al-Qamus al-Muhit, Beirut: Dar al-Fikr; Muhammad b. Mukram b. Mandhur, Lisan al-‘Arab, Beirut: Dar as-Sadir; Raghib al-Isfahani, Mufradat alfadh al-Quran, Beirut: Dar al-Ma’rifa.

[10] Ibn Hayar, Fath al-Bari

[11] Ad-Daraqutni, as-Sunan

[12] Véase Ahmad Zarruq y Qasim b. ‘Isa at-Tannuki, Sharh ‘ala matn ar-Risala, Beirut: Dar al-Fikr, 1986

[13] Ibn Qudama, al-Mughni


Autor: Abdelwahid Gutiérrez
Publicado en www.musulmanesandaluces.org
Fuente: http://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/98/el%20imamato%20de%20la%20mujer.htm

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